Jonathan Morel, uno de los fundadores de la organización de ultraderecha Revolución Federal, reconoció que no fabricó prácticamente ninguno de los muebles que le encargó Caputo Hermanos, pero que cobró mucho dinero: no fueron solo los 8 millones conocidos, sino 13 millones. Lo dijo en la indagatoria ante el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Gerardo Pollicita.
Su explicación es que no tenía capacidad de confeccionar la cantidad de cosas que le pedían, que tercerizó el trabajo y que la mitad se la pagaban en negro. Lo más inverosímil de su relato llegó a la hora de explicar cómo lo había contactado la empresa de la familia del exministro de Finanzas del macrismo, Luis “Toto” Caputo.
El tono de la declaración de Morel era el de alguien que pretendía mostrarse dispuesto a colaborar y sumar datos. La gran sospecha en este punto, el del dinero, es si su agrupación, que protagonizó una larga lista de actos, protestas y eventos violentos, recibía financiamiento de algún sector de la política.
Desde el primer momento, fue dudoso que alguien que se puso una carpintería en Boulogne el año pasado fuera contratado por una empresa de la envergadura de Caputo Hermanos, justo ligada a la familia del exministro, y para una obra en Neuquén, a más de 1000 kilómetros de distancia. ¿Tan buenos eran los muebles? ¿O tan convenientes en precio? ¿Y se los encargó una decoradora que pasó de casualidad por la puerta de la carpintería y entró?
Por más que Morel efectivamente haya hecho de intermediario para un encargo grande de muebles, hay aspectos que no cierran y la carpintería pudo haber sido un canal de financiamiento igual. Los datos de los proveedores estarían ya identificados pero ahora Pollicita y Martínez de Giorgi ordenarán una serie de medidas de prueba para cotejar todo: la participación de esas firmas, el traslado en un camión a Neuquén, entre otras cosas, qué pasó con el dinero.
Hasta ahora se conocen transferencias por algo más de 8 millones recibidas por el propio Morel, su socia y su ex pareja. Estas dos últimas se inscribieron este año como monotributistas y emitieron para este trabajo las facturas número 1 de sus respectivos talonarios virtuales. Morel ofreció la clave de su celular con dos propósitos: dijo que tiene guardada información sobre este negocio que puede respaldar lo que dice y que verán que no enviaba mensajes violentos ni de odio.
Fuente: Página 12