Esta semana, los investigadores que están a cargo del Telescopio Espacial James Webb confirmaron la presencia de un exoplaneta que hasta el momento era desconocido. Dos de las características principales es que orbita alrededor de una estrella diferente al sol, en un proceso que dura dos días, y que tiene un clima cálido. El LHS 475 b, tal como lo denominaron científicamente, posee un diámetro casi idéntico al de la Tierra, de acuerdo a lo que informaron los expertos de la NASA, de la Agencia Espacial Europea y de la Agencia Espacial Canadiense.
Este hallazgo fue presentado en una conferencia de prensa realizada en la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS) el miércoles 11 de enero. Allí, se informó que el LHS 475 b está a 41 años luz de distancia de nuestro planeta, específicamente en la constelación de Octans. Los especialistas observaron con minuciosidad este objetivo luego de haber recibido datos desde el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito, que pertenece a la NASA. Con el espectrógrafo de infrarrojo cercano de Webb (NIRSpec), bastaron solo dos observaciones para confirmar la información.
Uno de los especialistas que estuvo al frente de este trabajo, Kevin Stevenson -que integra el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Maryland, Estados Unidos-, detalló: “El hecho de que sea un planeta pequeño y rocoso es impresionante para el observatorio”. Uno de los colegas de Stevenson, Jacob Lustig-Yaeger, especialista en física aplicada, sumó: “No hay duda de que el planeta está ahí. Los datos prístinos de Webb lo validan”.
Tal como mostraron las observaciones, el LHS 475 b posee características similares a la Tierra en lo relacionado al tamaño y a la superficie terrestre. No obstante, los científicos aún están dilucidando si este exoplaneta tiene atmósfera, algo que no pudieron confirmar con el telescopio Webb. “Los datos del observatorio son hermosos. El telescopio es tan sensible que puede detectar fácilmente una variedad de moléculas, pero aún no podemos sacar conclusiones definitivas sobre la atmósfera del planeta”, precisó Erin May, otro miembro del equipo.
“Hay algunas atmósferas de tipo terrestre que podemos descartar”, explicó el mencionado Lustig-Yaeger. Y añadió: “Lo cierto es que este exoplaneta puede tener una atmósfera espesa dominada por metano, similar a la de la luna Titán de Saturno”.
Por su parte, Mark Clampin, quien es director de la División de Astrofísica en la sede de la NASA en Washington, remarcó “Estos primeros resultados de observación de un planeta rocoso del tamaño de la Tierra abren la puerta a muchas posibilidades futuras para estudiar atmósferas de planetas rocosos con Webb. Este telescopio nos acerca cada vez más a una nueva comprensión de los mundos similares a la Tierra fuera del Sistema Solar, y la misión apenas comienza”.
Lanzado hace poco más de un año, el telescopio espacial James Webb es el más grande y poderoso en su tipo. Sin dudas, se trata de un artefacto que está revolucionando el ámbito de la astronomía, algo que no sólo se percibe en los testimonios de quienes trabajan en el rubro, sino también en los avances que permitió concretar. Por caso, la combinación del gran espejo y la visión infrarroja ha facilitado, por medio del JWST, observar galaxias anteriores y distantes que los astrónomos nunca antes habían percibido; buscar indicios de vida y habitabilidad; y estudiar la química cósmica y la evolución de las galaxias, entre otros puntos.
“La importancia que tiene el James Webb es que es un telescopio que observa en infrarrojo, con distintas cámaras que descomponen la luz en distintos espectros que luego son profundamente analizados”, había señalado Diego Bagú, astrónomo de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata y exdirector del planetario de la institución.
“Como opera en infrarrojo y no en solo luz visible, este telescopio puede penetrar los campos de gases estelares que muchas veces dificultan las observaciones más precisas de las estrellas y galaxias. A partir de cómo es ese espectro (en líneas y franjas) que se miden en forma precisa, junto con un modelo matemático de cómo se comporta el universo, se puede calcular en forma aproximada de la distancia de los objetos que se pueden observar, con un rango de error mínimo”, había sumado Bagú.
Fuente: Infobae