El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) dio a conocer el quinto documento del Proyecto de Unidad Ejecutora denominado “Inclusión social sostenible: Innovaciones y políticas públicas en perspectiva regional”, en esta ocasión vinculado a la educación.
El trabajo fue realizado por las investigadoras María Marta Formichella y Natalia Krüger.
“Es un estudio estadístico descriptivo que se desprende de la encuesta de hogares que se realizó a fines del año pasado. Busca tener un panorama general de la población bahiense en relación a la educación y explorar cómo se retroalimenta la educación con algunos indicadores socioeconómicos y culturales”, explicó Krüger esta mañana en Radio Altos.
Señaló que analizaron los vínculos de la educación y el sistema socioeconómico en dos sentidos, uno cómo el nivel educativo condiciona las posibilidades de que un hogar cuente con buenas condiciones y que sus miembros obtengan resultados laborales, y por otro lado, cómo las circunstancias socioeconómicas de los hogares determinan o limitan los resultados educativos de niños, niñas y adolescentes.
“Se presentan los círculos virtuosos o viciosos que en Economía se conocen como las trampas de pobreza. Si los adultos de una familia tienen bajos niveles educativos es muy probable que alcancen resultados laborales más precarios y eso hace que el hogar tenga peores condiciones. Y esto va a condicionar las posibilidades de éxito escolar de niños y jóvenes”, detalló.
Krüger recalcó que se necesita una intervención externa que rompa con ese círculo: medidas políticas. Y agregó que se requieren de políticas integrales.
“Si bien es importante inyectar recursos al sistema educativo, tener a docentes bien pagos y a escuelas bien equipadas, eso no alcanza. Las condiciones de origen de niños y jóvenes y de sus hogares influyen significativamente en su posibilidad de éxito escolar”, insistió.
Por eso, subrayó que se deben diseñar políticas integrales que incluyan mejoras en las condiciones habitacionales de los hogares, seguridad social, acceso a la salud, apuntarla la educación de los adultos para mejorar el clima educativo de los hogares y aplicar programas que puedan ayudar a la reinserción de niños, niñas y adolescentes al sistema escolar.
Otro de los datos que arrojó la encuesta fue que alrededor del 40% de los hogares de Bahía Blanca tienen un clima educativo bajo o medio bajo, es decir, que no completaron la educación secundaria. “Vinculado con los resultados educativos de niños y jóvenes, vemos que cuanto mayor es el clima educativo del hogar mayor posibilidad de éxito escolar tienen esos niños y jóvenes”, precisó.
En tanto, señaló que si bien el 35% de las y los encuestados no finalizó la secundaria, ese porcentaje baja al 23% cuando se analiza el rango etario entre 20 y 34 años. “De todos modos sigue siendo un número alto porque hablamos 16 mil jóvenes que no tienen título secundario”, remarcó.
A continuación el informe completo: