En un día centrado en la comunidad católica local, con una misa para 30.000 personas de más 100 nacionalidades, y en un encuentro con la juventud del país islámico, Francisco destacó la apertura migratoria de Bahréin y mostró su rechazo a la indiferencia frente a la guerra y al “mundo cerrado” de la actualidad.
Francisco inició el jueves la primera visita de la historia de un pontífice al reino, donde rige la pena de muerte desde 2017. El viaje ha incluido reuniones con autoridades islámicas y autoridades del país en las que ha expresado mensajes por los derechos de mujeres y trabajadores y su reclamo de paz y recorte al comercio de armas.
El jueves, en su primer discurso, el Papa ya había planteado que pensaba “en el derecho a la vida, en la necesidad de garantizarlo siempre, también en relación a los que son castigados, cuya existencia no puede ser eliminada“, en un rechazo a la pena de muerte vigente en el país.
Este sábado, al encontrar a representantes de la comunidad católica local y fieles llegados desde otros países del golfo Pérsico, el Papa planteó a sus seguidores que Jesús “ve y sufre observando en nuestros días, en tantas partes del mundo, formas de ejercer el poder que se nutren del abuso y la violencia, que buscan aumentar su propio espacio restringiendo el de los demás, imponiendo su dominio, limitando las libertades fundamentales y oprimiendo a los débiles“.
Tras la misa, Francisco se reunió con 800 jóvenes del país, a los que animó a “derribar algunas barreras” para hacer una sociedad “amiga y solidaria“, y les pidió “gestos concretos” para no ser “indiferentes e intolerantes” ante la guerra y con los demás.
Fuente: agencia Télam.