Coope Borlenghi
Mundo - 30/04/24
Mundo - 30 de abril 2024, 12:57

AstraZeneca admitió una posible “efecto secundario raro” de su vacuna contra el Covid

La empresa reconoció ante tribunales británicos casos de síndrome de trombosis con trombocitopenia.

En las últimas horas, y cumplidos ya cuatro años del inicio de la pandemia del coronavirus en el mundo, AstraZeneca reconoció ante tribunales del Reino Unido que su vacuna contra el Covid-19 puede desencadenar el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS) en casos extremadamente raros.

La noticia -que en realidad es una declaración judicial- se dio en el contexto de una demanda colectiva presentada por quienes afirman haber sufrido efectos adversos graves luego de recibir esa inyección, que fue desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford y que fue una de las primeras en aplicarse en Argentina.

Este juicio británico, que sigue su curso, no pone en duda el consenso científico sobre la vacunación, más allá de las marcas de los laboratorios, como una herramienta clave en la lucha contra el SARS-CoV-2, por su efectividad para reducir las hospitalizaciones y muertes relacionadas a la infección.

Entonces, ¿qué quiere decir que AstraZeneca admitió que su vacuna podría inducir, en casos extremadamente raros, un tipo de trombosis? ¿Puede esa afección ocurrir a futuro? ¿O el efecto adverso posible es inmediato?

El medio británico The Telegraph publicó que acorde a las nuevas investigaciones habría compensaciones de hasta 125 millones de dólares para los demandantes.

Primero, ¿qué admitió AstraZeneca? El laboratorio insiste en que, a pesar de estos riesgos extremadamente bajos de efectos adversos de gravedad, los beneficios concretos de la vacunación superan los efectos secundarios que sólo son posibles.

No es la primera vez que habla de ese lado B de sus inyecciones. En un estudio publicado en 2021 en la revista científica The Lancet, científicos del equipo que desarrolló la vacuna ya habían señalado la existencia de casos muy raros de TTS después de la inmunización.

La vacuna en cuestión -a diferencia, por ejemplo, de la de Pfizer, con tecnología de ARN mensajero, o la rusa Sputnik, que se preparó con adenovirus humanos- es en base a un adenovirus de chimpancé como plataforma. Una vez en el cuerpo, el organismo genera la respuesta inmunitaria a ese antígeno sin causar enfermedad.

En dos dosis, AstraZeneca probó una eficacia de entre el 85% y el 90% contra la enfermedad sintomática.

El laboratorio, siempre según medios británicos, aceptó en un documento legal presentado ante el Tribunal Superior de ese país, que su vacuna “puede, en casos muy raros, causar TTS”. Eso se traduce en que puede formar coágulos en la sangre y un bajo recuento de plaquetas.

“Sólo hay ‘potencialidad’ (por el estadío ‘potencial’ del hallazgo), todavía faltan más investigaciones”, explica a Clarín Daniela Hozbor, investigadora principal del CONICET en el Laboratorio VacSal del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM).

“Pero lo que se observó es que había aumento de anticuerpos contra un componente de las plaquetas, y que esto favorecía la agregación y la formación de coágulos de sangre. Se vio en pacientes que habían tenido esta trombosis con trombocitopenia (no en quienes no tuvieron el cuadro)”, sigue la experta respecto a cómo, a nivel molecular, se llegó a estos resultados preliminares sobre los efectos adversos de la vacuna.

Fuente: diario Clarín

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