Unas diez personas lo esperaban en la entrada de los tribunales. Con un par de carteles, le gritaron “justicia” y “violador”. Así ingresó José Alperovich, ex gobernador y ex senador tucumano, a la audiencia donde declarará como acusado de abuso sexual.
“Soy inocente”, dijo escuetamente antes de dar su versión de los hechos ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 29, que preside Juan María Ramos Padilla, en la Ciudad de Buenos Aires. Es la segunda vez que se presenta, ya que había estado únicamente en la jornada inicial, el 5 de febrero.
La denunciante, una sobrina de Alperovich, era su secretaria privada y tenía tareas de responsabilidad en el equipo de campaña del primo de su padre.
“Yo vine hoy ante usted porque quiero de alguna manera que usted despeje las dudas, a disposición del señor fiscal, de las querellas. Hubo un móvil económico y un móvil político, la idea es que pueda dar la cara, y que esto se pueda esclarecer“, expresó Alperovich ante el juez Ramos Padilla.
“Me cambió la vida, doctor. Quizá a nadie le interesa esto, pero hechos de estas características le cambian la vida a uno. Soy un muerto en vida, gracias a Dios tengo a mi familia. Vengo a que se saquen todas las dudas, vengo a dar la cara”, expresó.
La acusación por la que el fiscal Sandro Abraldes llevó a juicio al imputado es por tres intentos de abuso sexual y seis de violencia sexual agravada por acceso carnal.
Las agresiones denunciadas habrían ocurrido entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en San Miguel de Tucumán y Yerba Buena, y en un departamento de Alperovich en Puerto Madero.
Para desacreditar la denuncia de la joven y para justificar el resultado de las pericias que confirman su relato, la defensa apostó a la hipótesis de una “operación política” impulsada por su enemistad con el actual diputado nacional Carlos Cisneros, de la Asociación Bancaria en Tucumán y adversario político de Alperovich.
Los mensajes de texto fueron punto de debate para la defensa durante el juicio porque los peritos no han podido recuperar el contenido del celular de la víctima que –de acuerdo al relato de la denunciante– habría sido hackeado o intervenido antes de la pericia sin que quedara registro de respaldo más que capturas de pantalla que había conservado ella. Casualmente en el celular de Alperovich tampoco se pudo encontrar registro de las conversaciones.
Fuente: diario Clarín