Una activista del grupo ecológico-alimentario Riposte Alimentaire fue detenida este sábado luego de colocar una pegatina roja sobre el cuadro Coquelicots (Amapolas) de Claude Monet en el Museo de Orsay en París.
Esta acción buscaba llamar la atención sobre el calentamiento global y sus posibles consecuencias catastróficas, según informó una fuente policial.
En un vídeo difundido en la red social X, se observa a la activista pegando una cinta roja sobre la obra de Monet, la cual estaba terminada en 1873 y mostraba a personas paseando por un campo de amapolas. La pegatina incluía la imagen de un paisaje apocalíptico en llamas. “Esta imagen de pesadilla es lo que nos espera si no se pone en marcha ninguna alternativa”, afirma la activista en la grabación. El cuadro no estaba protegido por cristal en el momento del incidente.
Después del hecho, la dirección del museo informó que el cuadro fue retirado para ser examinado y tratado por una restauradora, y posteriormente “volvió a colgarse”. Además, el museo expresó su intención de querellarse contra la activista por los daños causados a la obra de arte.
Riposte Alimentaire se ha atribuido varios ataques similares contra obras de arte con la intención de destacar la crisis climática. En febrero, el grupo fue responsable de lanzar sopa a la Gioconda en el Louvre y a otra obra de Monet, Primavera, en el Museo de Bellas Artes de Lyon. “Queremos que la gente tome conciencia de la urgencia climática a través de acciones que no pueden ser ignoradas”, manifiestan desde el colectivo.
El mes pasado, miembros del grupo pegaron octavillas alrededor de La Libertad guiando al pueblo, la emblemática obra de Eugène Delacroix en el Louvre. En abril, dos activistas fueron detenidos en el Museo de Orsay bajo sospecha de que planeaban otro ataque similar.
Según se informó, la activista buscaba protestar contra la inacción frente al cambio climático, incitando al público y a las autoridades a tomar medidas más agresivas y sostenibles para frenar la crisis ambiental. “Esta acción es un grito de desesperación ante la falta de respuestas contundentes”, comentó uno de los portavoces de Riposte Alimentaire.
Según expertos, el tipo de material usado en la pegatina podría causar daños irreparables al óleo, y aunque la obra ha sido tratada, aún es incierto si sufrió algún deterioro permanente. “La restauración de obras tan delicadas requiere tiempo y precisión para evitar mayores daños”, añadió el restaurador del museo.
El grupo Riposte Alimentaire se describe como una organización de activistas medioambientales y defensores de la producción sostenible de alimentos. Además de sus acciones directas en instituciones culturales, llevan a cabo campañas de concienciación y diversos eventos públicos en busca de mayor visibilidad para sus causas. “No tenemos otra opción si queremos que la humanidad reaccione de una vez por todas”, enfatizan.
El incidente todavía genera amplio debate y reacciones encontradas tanto entre el público general como en círculos académicos y del arte. Mientras algunos aplauden la valentía y el compromiso de los activistas, otros consideran inaceptable que se ponga en riesgo el patrimonio cultural para dar visibilidad a problemas legítimos.
Las acciones de sabotaje contra obras de arte han sido una táctica recurrente entre varios grupos activistas que buscan captar la atención de los medios y provocar una respuesta rápida de la sociedad y los gobiernos. Sin embargo, estas estrategias han sido cuestionadas por su efectividad y por el impacto negativo que pueden tener sobre el legado cultural de la humanidad.
La reciente violación al cuadro de Monet en el Museo de Orsay pone de relieve la creciente tensión entre la urgencia de confrontar el cambio climático y la necesidad de proteger el patrimonio cultural. Este caso seguramente seguirá generando polémica y debate en los próximos días, con opiniones divididas sobre las mejores formas de abordar crisis tan apremiantes y complejas.
Fuente: diario Infobae