Recomendar el mejor vino para cada comensal en cada situación en particular, pero también contar su historia, la geografía de donde proviene, la cultura en la que es elaborado. Eso -muy esquemáticamente- es lo que hace un sommelier en un restaurante. De ahí que, a diferencia de muchos de los concursos internacionales de vino, la cata que se realiza en el marco del World’s Best Sommeliers’ Selection no sea a ciegas.
Grandes vinos tenemos en la Argentina, también grandes historias detrás. Por eso no sorprenda su destacable performance en la segunda edición de este concurso que lleva adelante la misma organización de The 50 Best World’s Restaurants, en la que fueron elegidos 13 vinos de Mendoza, San Juan, Salta y Chubut por un jurado integrado por los sommeliers de algunos de los restaurantes más premiados del mundo (y que figuran en la cima de los rankings de los 50 Best).
“Con un envidiable total de 13 lugares, Argentina fue el país sudamericano con mayor presencia en la Selección de los Mejores Sommeliers del Mundo de este año”, destacó la organización de los premios en un comunicado de prensa. No solo obtuvo 13 lugares en la selección que incluyó 123 vinos en total, sino que fue el país de Sudamérica mejor representado en esa lista (Chile tuvo cinco spots, Uruguay cuatro y Brasil uno).
“El país reafirmó su posición como productor de Malbec de primera clase con seis vinos destacados en la selección de este año, producidos por productores icónicos como Familia Zuccardi y Catena Zapata. Los vinos blancos también dejaron una impresión duradera con seis presentes en la selección final, incluyendo el Torrontés 2024 de Bodega Colomé, el cual fue elogiado por los sommeliers como ”muy intenso y bien definido con un final largo y vivo”. Aunque la prestigiosa región de Mendoza dominó con nueve vinos, Salta (dos vinos), San Juan (un vino) y la Patagonia (un vino) también fueron reconocidos por su excelencia vinícola”.
Pablo Rivero, propietario de la parrilla multipremiada Don Julio, también es sommelier y fue el único argentino invitado a participar del jurado de los premios: “Fue una cata muy extensa de los vinos más destacados de todas las regiones del mundo, que se hizo a partir de una selección realizada por los sommeliers que conformamos el panel -explicó-. Los vinos argentinos tuvieron una buena performance: fueron muy bien comentados y recibidos. Seguramente el año que habrá más vinos argentinos”.
Otra característica de este concurso celebrado en Inglaterra es que sus organizadores son los que eligen qué vinos participaron (cuando en otros concursos cualquier bodega puede proponer sus vinos). De hecho, también es curioso que entre los participantes (y los premiados) hay incluso vinos de cosechas antiguas, las cuales se pueden encontrar en la carta de algunos restaurantes, y no solo la última cosecha en ser lanzada al mercado, como es habitual en los certámenes de vino.
Estas son las 13 etiquetas argentinas incluidas en la “selección de los enólogos”:
Ser parte de esta selección tiene un valor especial para las bodegas que buscan estar en la mira de los sommeliers de los grandes restaurantes del mundo. “Estas son personas que se preocupan profundamente por lo que hacen. Toman decisiones que moldean lo que se sirve en los mejores restaurantes del mundo -comentó Jhonel Faelnar, presidente del panel de cata-. Esta experiencia ha sido increíble porque no solo estás degustando con personas de ideas afines, sino con paladares que ya están cambiando la forma en que bebemos y pensamos sobre el vino hoy en día.”
“Este reconocimiento no solo reafirma que el estilo de nuestros vinos se distingue, sino que también nos permite llevar la esencia de Salta a todo el mundo, abriéndonos las puertas a establecimientos gastronómicos de primer nivel”, comentó Olivia Harguindey, Gerente de Marketing de Grupo Colome. Y agregó: “Nos enorgullece que nuestros vinos Altura Máxima Malbec 2020 y Estate Torrontés 2024, fieles representantes de los Valles Calchaquíes, hayan sido elegidos por los mejores referentes de la alta cocina, para destacar sus notas de cata”.
Fuente: La Nación