La historia destaca que allá por la segunda mitad del siglo XVIII en una Francia en ebullición, un conde (Joseph de Maistre) que luego se graduó en derecho en Turín y que estaba en contra de las ideas de la Ilustración y de la Revolución Francesa, acuñó aquella frase que se viene repitiendo en boca de muchos, y en cualquier lugar del mundo, tras un proceso electoral: “Cada pueblo o Nación tiene los gobiernos que se merece”.
Otro francés, escritor y político, André Malraux, casi 200 años después modificó tal apotegma y dijo: “No es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”.
El domingo los ciudadanos de gran parte de la Argentina ¿dieron una señal de bronca, de hartazgo como se viene repitiendo, o en verdad en este cambio de época y ante un mundo con ribetes ideológicos movibles, marcaron con su voto ( y convencidos), que el camino que trazan las ideas de Milei es el que quieren transitar?.
Está claro que este hombre despeinado, gritón, ampuloso y por momentos casi autoritario que de a poco fue armando su personaje con el beneplácito de los grandes medios de la ciudad de Buenos Aires, de pronto y ante la sorpresa mayúscula de casi todos, se ha transformado en un elemento disruptivo de la política argentina y encima con posibilidades ciertas (al menos hoy) de jugar la gran final.
Los magros resultados obtenidos por quienes aparecían bajo su paraguas en las provincias, nos hizo ver otra realidad.
La gente, el pueblo, el votante, claramente lo quería a él en la cancha. Y así votó el domingo. Los votos le pertenecen. Son de él y de nadie más.
Por lo tanto, imaginando el futuro cercano, vale la pena repetir la pregunta: ¿ha sido la consolidación del llamado voto bronca (solo eso, un voto visceral, un llamado de atención) porque los partidos políticos de masa antes y las alianzas ahora no supieron dar respuestas a las demandas sociales? ¿O, por el contrario, es un voto consolidado que parte del absoluto convencimiento de que todas las medidas anunciadas por el personaje en cuestión son las que hay que probar a partir de lo que se viene frente a las frustraciones reproducidas?.
Estamos ante la presencia de dos meses que serán muy angustiantes (ojalá uno se equivoque). El día de ayer ha sido una muestra.
Los representantes de los partidos políticos que teóricamente piensan en las mayorías populares deben, en forma urgente, repensar sus estrategias. No hay que tener miedo de afirmar con ideas y acciones del lado de quién se está, porque si se intenta quedar bien con todo el mundo, lo más seguro es que se pierda sustento en las bases en las que siempre se dijo que se estaba parado.
Y no hay nada peor, en tal sentido, que un ídolo con pies de barro.
En el orden local, el panorama tampoco aparece claro mirando al horizonte. Oscar Liberman, que tiene su peso específico propio y que le puso cierta racionalidad a ese discurso gritón de Milei, se ha encontrado con que lo han puesto en la mitad de la cancha a jugar otro partido. Ya no está en la platea en su condición de analista, consultor, asesor o invitado especial a programas de radio y televisión.
Ahora está ante la chance cierta de sentarse el sillón y agarrar la lapicera. Y no es lo mismo.
Al oficialismo local, por los resultados del domingo, no le sirvió la estrategia de armar la campaña de Nidia Moirano (¿la dejaron sola?) anclada nada más que en la potencia electoral de Patricia Bullrich, y queriendo afirmar sus posibilidades sobre la base de críticas al Hospital Penna y a ABSA. Muy poco como para entusiasmar y enamorar al votante.
Se olvidaron de algo muy importante: los votos de 2015 y 2019 estuvieron formateados por la figura de Héctor Gay quien les pagó con creces (y votos) la decisión de haberlo incorporado a la política en el 2013.
Susbielles está en carrera también, pero sus expectativas eran otras en los días previos. Salvó la ropa en Bahía sobre la base de una campaña propositiva y profesionalmente ejecutada. Pero se encontrará con la dificultad de una campaña, camino al 22 de octubre, que claramente se verá nacionalizada. ¿Cómo salir entonces de la encerrona de los precios, la inflación y el ajuste inevitable?.
Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, o la gente tiene los gobernantes que se le parecen…
Una discusión para la Academia. Lo cierto es que Milei puso todo patas para arriba y la angustia se apoderó de muchos de nosotros, otra vez…
PD: Ocaso absoluto para la UCR de Bahía Blanca. Pasó “el huracán” Lorenzo… sin candidato/a intendente, su mejor postulante es la segunda en una lista que en verdad terminó tercera, ubicación que en verdad le perteneció por portación de apellido.