La Casa Rosada congeló el contacto con las provincias y busca atomizar a los mandatarios y a los bloques de diputados.
Las negociaciones por el Presupuesto 2025 entre la Casa Rosada y los gobernadores entraron en una nebulosa. Con el reloj corriendo, el oficialismo desestima los reclamos de las provincias y evita convocar a los mandatarios, que presionan para ser recibidos junto a los jefes de los bloques aliados, como el PRO, Encuentro Federal y la UCR. Sin acuerdo hasta el momento, en el oficialismo repiten su mantra de cabecera: “El déficit cero no se negocia”.
Tras una semana de alta tensión, que reavivó fantasmas del pasado, la pulseada quedó freezada ante la intransigencia de La Libertad Avanza (LLA). En los últimos días, la posibilidad de que Javier Milei prorrogue el Presupuesto vigente -que es el del 2023- cobró fuerza. Así las cosas, los jefes provinciales juegan sus últimas fichas antes de resignarse a empoderar al Presidente a asignar fondos de manera discrecional.
Entre los gobernadores dialoguistas, el bloque no es monolítico. Algunos líderes de distritos más pequeños, sin gran poder de fuego frente a Nación, temen que ese escenario ocurra y que sus pares de grandes provincias terminen negociando por su cuenta. “Que cierren la suya y listo”, tradujeron al criollo desde una gobernación.
No es una advertencia al aire. Ante la falta de una convocatoria oficial, existe la chance concreta de que las conversaciones se desarrollen de manera bilateral. “Algunos van a preferir sentarse y negociar partidas individualmente, más en un año electoral”, reflexionó una voz con injerencia en el diálogo. Y agregó: “Los gobernadores entienden que hay que tener equilibrio fiscal, pero los reclamos por las deudas van a seguir estando”.
En el Gobierno interpretan que ese juego permitiría apuntalar el proyecto mano a mano, atomizar y quitarles volumen a los gobernadores y, además, dejar afuera a los mandatarios intransigentes, como el peronista Axel Kicillof.
“Es más barato y no favorece a la provincia de Buenos Aires”, graficaron desde territorio amarillo. Dentro del campamento libertario admiten que no tienen problemas en mover partidas de un frente a otro, pero sí en engrosar los números. “Muchos de nosotros tenemos equilibrio fiscal en nuestras provincias, ya hicimos los deberes. La pelota la tiene Nación”, responden del otro lado.
Por estas horas, el oficialismo atraviesa uno de sus mejores momentos. Envalentonado por números positivos en la macroeconomía, el Presidente no da el brazo a torcer ante la insistencia de provincias y legisladores. Poco importan, de momento, las escasas bancas con las que LLA cuenta en el Congreso. La tensión permanente con sus contendientes es una de las marcas de la administración que comanda Milei.
Concretamente, gobernadores dialoguistas como Alfredo Cornejo (Mendoza) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) realizaban gestiones para reunirse esta semana en Casa Rosada junto a los jefes de bloque de la UCR, Rodrigo de Loredo; Encuentro Federal, Miguel Pichetto; y del PRO, Cristian Ritondo, para acercar posiciones. Como es habitual, sus interlocutores serían el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y su segundo, Lisandro Catalán. Sin embargo, la cumbre fue freezada desde Balcarce 50.
El Presupuesto no es un tema más para ninguna de las partes. Las provincias lo necesitan para diagramar sus propias hojas de ruta, mientras que la Argentina debe enviar señales de seguridad a los mercados y al FMI. Como es habitual, buena parte del arco político desea acompañar el proyecto de Milei, pero reclama un gesto que destrabe cuestiones puntuales. “Es mejor una ley mala a que no haya ley”, confió días atrás una diputada a Ámbito.