El gobierno de Estados Unidos finalmente cerró esta madrugada, pasadas las 12 de la noche, hora de Washington, porque republicanos y demócratas no lograron ponerse de acuerdo para el financiamiento.
La medida podría extenderse por varios días o semanas y convertir la vida de los estadounidenses en una verdadera pesadilla.
Es que decenas de miles de empleados públicos serán colocados en licencia sin goce de sueldo y otros trabajadores considerados esenciales permanecerán en sus puestos, pero sin recibir salario. Agencias cerrarán y todo el funcionamiento oficial se verá complicado.
Todas las negociaciones fracasaron para intentar salvar el cierre. Al filo de la medianoche los demócratas del Senado rechazaron un proyecto de ley que habría extendido la fecha límite y mantenido las agencias abiertas hasta el 21 de noviembre, una propuesta que necesitaba 60 votos pero que solo recibió 55.
Poco después de las votaciones fallidas, el Senado levantó la sesión por la noche, asegurando que no se tomaría ninguna medida para evitar el cierre de la financiación, y la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca emitió un memorando a las agencias del Poder Ejecutivo ordenándoles que “ejecutaran sus planes para un cierre ordenado”.
Los dos partidos siguen estando muy alejados de un posible acuerdo para financiar al gobierno, y no está claro cuánto tiempo puede durar el cierre.
Los demócratas dicen que no pueden apoyar la extensión de la financiación del Partido Republicano hasta que los republicanos acepten concesiones sobre la política de atención médica de los sectores más vulnerables, que el oficialismo busca eliminar.
Alrededor de 750.000 empleados federales serían suspendidos cada día bajo un cierre, según una estimación publicada el martes por la Oficina de Presupuesto del Congreso, que no es partidista, lo que suspende alrededor de $ 400 millones en compensación diaria. Otros tendrían que trabajar sin sueldo a cambio.
Hasta que se apruebe el presupuesto, todo trámite oficial quedará en un limbo, lo que provocará severos problemas a los ciudadanos. Edificios oficiales, museos, parques nacionales cerrarán. Se interrumpirán servicios sociales claves como el programa de asistencia alimentaria, el preescolar financiado con fondos federales, la emisión de préstamos estudiantiles, las inspecciones de alimentos y las operaciones en los parques nacionales.
Las ramificaciones de un cierre del gobierno podrían ser inmensas para la fuerza laboral federal y los estadounidenses que dependen de una variedad de servicios gubernamentales. Incluso el presidente Trump dijo a los periodistas el martes temprano que el gobierno podría aprovechar la situación y despedir a “muchos trabajadores federales” si se lleva a cabo un cierre.
Luego, el mandatario dijo que esta situación excepcional facultaba a la administración para recortar los programas de beneficios sociales.
En una carta a las agencias federales, la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca dijo que las agencias deberían “aprovechar esta oportunidad para considerar la reducción de la fuerza”.
El oficialismo acusa a los demócratas por no querer llegar a un acuerdo. Los demócratas advierten que sólo extender la fecha y financiar temporalmente al gobierno durante siete semanas, no sirve sin una solución definitiva y pone en riesgo el seguro de salud de millones de personas.
Muchos republicanos creen que un cierre de gobierno extendido sería beneficioso para seguir aplicando la “motosierra”. Señalan que los puestos y programas gubernamentales considerados “no esenciales” durante el cierre se cerrarán permanentemente, una manera de expandir de los recortes del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), que encabezaba Elon Musk, de principios de este año.
Los líderes demócratas creen que las amenazas de un cierre permanente son una táctica de negociación. El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, lo calificó como “un intento de intimidación”.
“Donald Trump ha estado despidiendo a los trabajadores federales desde el primer día, no para gobernar, sino para asustar”, dijo Schumer. “Esto no es nada nuevo y no tiene nada que ver con la financiación del gobierno”.
Schumer y los líderes demócratas del Congreso también están bajo una intensa presión de su base política para mantenerse firmes frente a los ataques republicanos.
En marzo, los demócratas del Senado enfrentaron críticas fulminantes dentro de su propio partido por llegar a un acuerdo de gastos de seis meses con los republicanos, incluso cuando Trump estaba en medio de su campaña de recortes presupuestarios de Doge. Esta vez, los demócratas pueden sentirse obligados a desencadenar un cierre para demostrar su determinación.
El presidente estadounidense puede no tener apuro para negociar. El cierre del gobierno más reciente, durante el primer mandato de Trump, duró 35 días desde diciembre de 2018 y enero de 2019, estableciendo un récord como el más largo en la historia de Estados Unidos.
Aunque aquella pelea fue por el gasto en el muro fronterizo entre Estados Unidos y México propuesto por el presidente, terminó porque los controladores de tráfico aéreo federales, que trabajaban sin cobrar, comenzaron a quedarse en casa, amenazando con una interrupción masiva de los viajes aéreos de Estados Unidos.
Pero la paralización de actividades puede llevar al malhumor de los ciudadanos, algo que no conviene a Trump en este momento donde las encuestas lo muestran con su popularidad en baja.
Fuente: diario Clarín