El médico y docente universitario opinó que el evento antivacunas ayer en el Congreso fue vergonzoso.
“Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetables”. El médico y docente universitario Dr. Horacio Romano cuestionó el evento antivacunas que tuvo lugar ayer en la Cámara de Diputados y consideró que fue una exposición vergonzosa.
En diálogo con Radio Altos, dijo que los planteos que se realizaron no tienen ningún rigor científico y contó que analizó algunos de los de los trabajos que mencionan la presunta presencia de grafeno y partículas en vacunas y que fueron publicados en una revista internacional: “Cuando uno empieza a investigar qué es la revista, encuentra que no tiene revisión por pares. Es decir, hay un tipo que está haciendo negocio con esto; esa es una de las aristas que uno tiene que analizar cuando habla de antivacunas”, remarcó.
En ese sentido, señaló que la mirada antivacunas llegó a la Argentina desde el exterior y a partir de la pandemia de coronavirus fue apoyada por los algoritmos de las redes sociales. Agregó que hay organizaciones de las cuales forma parte Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de Estados Unidos, que lucran con estas posiciones antivacunas.
“No es casual que todo este movimiento se dé de esta forma. Y también creo yo tiene una trastienda que es anticiencia”, aseveró.
Sumó al análisis la decisión que adoptó el presidente Javier Milei a principios de este año, detrás de la medida adoptada por Estados Unidos, de dejar de ser parte de la Organización Mundial de la Salud.
Precisó que una de las consecuencias de esa decisión es que Argentina dejó de percibir el beneficio de comprar vacunas más baratas: “En la situación crítica que nos han puesto en la economía, obviamente no va a salir un dólar para comprar vacunas por fuera de este fondo de la OMS que era francamente beneficioso”.
Asimismo, planteó que el Ministerio de Salud, conducido por Mario Lugones, tampoco ha hecho mucho a lo largo del 2025 para promocionar el uso de vacunas.
“Es toda una cuestión muy ligada a un pensamiento esotérico, a una anticiencia rabiosa, furiosa, sin fundamento. No hay trabajo científico que avale esto”, insistió.