El sueño de convertir al enclave palestino en la “nueva Riviera de Medio Oriente” choca con la pesadilla de 2,4 millones de gazatíes que serían desterrados.
Restaurantes, negocios, paseos y hoteles de lujo en el circuito costero, frente a la playa. Edificios residenciales de hasta 30 unidades esparcidos en la zona este. Y en el medio, zonas agrícolas e invernaderos.
Ese es en general el cuestionado plan para la reconstrucción de la devastada Franja de Gaza que imagina hoy el presidente estadounidense, Donald Trump.
Pero el sueño de convertir al enclave palestino en la “nueva Riviera de Medio Oriente” choca con la pesadilla de 2,4 millones de gazatíes que serían desterrados.
Trump quiere apoderarse de Gaza, bajo el guiño del primer israelí, Benjamin Netanyahu.
Trump no fue quien ideó el plan original para la “nueva Gaza” que rechaza todo el mundo árabe en general y los palestinos en particular.
El “cerebro” detrás de esta controvertida propuesta es el profesor estadounidense de la Universidad George Washington Joseph Pelzman.
Este reconocido académico es experto en economía y relaciones internacionales y jefe del Centro de Excelencia para el Estudio Económico de Oriente Medio Oriente y Norte de África (CEESMENA).
Fue el propio Pelzman quien le presentó el plan al equipo de Trump, según reveló un informe especial de The Israel Times.
Al presidente no solo le gustó la idea, sino que además le añadió la anunciada toma de control estadounidense del enclave.
Las principales características del plan para una nueva Gaza
El proyecto, según The Israel Times, planea dotar a Gaza de un sistema eléctrico generado por energía solar.
El enclave estaría atravesado por un tren ligero y contaría con puertos y aeropuertos.
El costo total de la obra rondaría entre 1 y 2 billones de dólares. En total, el plazo de ejecución rondaría entre 5 y 10 años.
Así, el plan prevé la construcción de una riviera lujosa, con restaurantes, hoteles y otros negocios y paseos al lado oeste de la Franja, frente al mar.
En la zona este se construirían edificios residenciales de 30 unidades. Entre ambos sectores se levantarán campos agrícolas e invernaderos.
En el campo económico, Pelzman propuso una red de intercambio en línea que evitará el uso de papel moneda, tarjetas de crédito o ayuda exterior. Además, el enclave no tendría autoridad monetaria. Todos los flujos de capital serían controlados por partes interesadas extranjeras, según la propuesta.
El plan original, pensado con el regreso de la población local, preveía un sistema educativo basado en la “desradicalización” islámica, con supervisión externa.
Pero Trump decidió ir por más. No quiere a ningún palestino en el enclave.