Resultados de la encuesta de hogares que realizó el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur.
El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur dio a conocer los resultados del trabajo “Inclusión social sostenible: Innovaciones y políticas públicas en perspectiva regional”. Consistió en una encuesta que se realizó en diciembre pasado e incluyó a 1.421 hogares y a 4.200 personas.
“Obtuvimos por primera vez una cobertura muy buena, llegando a barrios vulnerables. Es una fuente de información muy valiosa para la investigación y para el diseño de las políticas públicas”, manifestó la Dra. en Economía María Emma Santos.
Esta mañana en diálogo con Radio Altos señaló que el trabajo tiene un enfoque multidimensional y que permite conocer la situación no solo de los hogares sino también de los subgrupos poblacionales.
En el informe se presentan las estimaciones de un Índice de Pobreza Multidimensional que considera quince indicadores agrupados en cinco dimensiones esenciales del bienestar: Vivienda, Servicios Básicos, Alimentación y Salud, Educación, y Empleo y Seguridad Social.
Entre las conclusiones, Santos mencionó, que un 28% de la población presenta varias privaciones en simultáneo, es decir, privaciones en más de uno de los quince indicadores analizados.
Indicó que un 29% de la población no tiene cobertura de salud y depende del sistema de salud pública. Además, se registró un alto porcentaje de precariedad laboral: el 23% de los ocupados no realiza aportes.
En tanto, en materia de educación, el 18% de la población mayor de 20 años presenta un bajo nivel educativo y eso complica sus perspectivas de inserción laboral.
Asimismo, se refirió al déficit habitacional y a un dato que remarcó es sumamente preocupante: un 16% de la población de Bahía Blanca habita en hogares donde hay inseguridad alimentaria moderada y/o severa. “Significa que alguno de los miembros del grupo familiar o redujo porciones o pasó hambre o directamente no se alimentó en todo un día”, describió.
Al respecto, Santos explicó que hay una distinción marcada entre barrios vulnerables y aquellos que no lo son, donde las tasas de privación y la incidencia de la pobreza en los primeros duplica, triple y más a los de barrios no vulnerables. “Hay segmentación, se arman dos circuitos, empiezan a estar desconectados esos dos sectores”, aseveró.
En ese sentido, señaló que desde el Ejecutivo municipal “hay mucho por hacer” y que existen espacios para poder articular mejor las políticas públicas y llegar a esos sectores vulnerables. “Hay que pensar acciones en conjunto porque muchas veces las intervenciones son aisladas y no ayudan “a mover la aguja”, a mejorar la situación”, remarcó.
Por último, enfatizó que al haber privaciones severas en distintos aspectos (habitacional, alimenticia, sanitaria, educativa y laboral) se requiere de políticas más cercanas y de acompañamiento con una mirada más global y territorial.