El investigador del Conicet, Pablo Becher, tildó de alarmante la situación en materia presupuestaria y salarial.
Hoy se desarrolla una jornada nacional de lucha en defensa del sistema científico tecnológico argentino. En Bahía Blanca la protesta se lleva adelante en el Centro Científico Tecnológico – CONICET.
“Esto no es algo nuevo, venimos juntándonos desde hace varios años con la Asamblea de Trabajadores por la Ciencia a nivel local y con un colectivo de ingresantes. Estamos pidiendo la reincorporación de determinados ingresantes que fueron seleccionados para la carrera de CONICET”, mencionó como uno de los principales reclamos el investigador Pablo Becher.
Esta mañana en Radio Altos expuso que el Informe 142 que presentó el mes pasado el jefe de Gabinete Guillermo Francos en el Congreso generó aún más preocupación porque confirmó que no avanzarán con la ley de financiamiento en ciencia y tecnología, que congelarán la incorporación de personal de investigación y que los proyectos científicos quedarán paralizados.
“Esa presentación obviamente cayó muy mal, de alguna forma dio cuenta de la situación real que está atravesando CONICET”, expuso.
A modo de ejemplo, para entender la magnitud del ajuste que viene aplicando el gobierno de Javier Milei al sistema científico tecnológico, mencionó que en algunos institutos de CABA los grupos de investigación tienen que pagar sus propios elementos reactivos, al igual que los servicios de luz y gas.
Tildó de alarmante la situación en términos salariales con una baja de casi 33% del poder adquisitivo. Hoy los salarios de un investigador asistente o un profesional no supera $1.200.000. Y también enfatizó que es muy compleja la situación presupuestaria. “El presupuesto devengado es de 100.000 millones de pesos, algo irrisorio si tenemos en cuenta que se planteaba en el año 2022 una suma de 200.000 millones. Estamos con un presupuesto cada vez más bajo y que no alcanza absolutamente para nada”, advirtió.
En el caso puntual del Conicet Bahía Blanca, dijo que lograron mantener ciertos grupos de investigación y proyectos, pero aclaró que “todo eso tiene un límite”. Agregó que el personal administrativo que se encuentra contratado no sabe cómo continuará su situación y expuso sobre el éxodo de grupos de investigación que están empezando a irse a trabajar al exterior.
Becher hizo principal hincapié en la importancia de la ciencia para un país: “Forma parte de la realidad cotidiana de nuestras vidas. Hacer ciencia significa pensar en un futuro, en cómo resolver problemas del presente para tener un proyecto del futuro”.
Y la cuestión de la soberanía: “Estamos hablando de la posibilidad de hacer ciencia a través de un proyecto nacional, que involucre a las mayorías sociales, que respete las demandas colectivas”.
Por eso, alertó, que si se plantea la lógica de la ciencia para el mercado, terminará siendo un instrumento para otros intereses, y remarcó, en ese punto, la importancia de la financiación estatal.
“Toda esta situación hace que crezcan también los grupos antivacunas, terraplanistas, que no creen en la ciencia. Nosotros con metodología rigurosa propiciamos un conjunto de conocimientos que tienen asidero social. Y hacer ciencia tiene esa lógica de poder generar un encuentro y una posibilidad material de solucionar los problemas de la gente”. remarcó.
En contrapartida, afirmó, está la mirada del gobierno de Milei, que propone dejar el desarrollo de la ciencia y la tecnología “al libre albedrío, al libre juego del mercado, lo que implicaría una competencia desleal y de alguna forma que la ciencia deje de ser para las mayorías sociales y empiece a ejecutarse para intereses ya sea de multinacionales o de intereses privados”.