Después de una polémica entre la provincia de Mendoza y la Nación por el traslado de la elefanta Pocha desde el ecoparque mendocino hacia un santuario en Brasil, el animal murió este jueves a la noche y le realizarán una autopsia porque desconocen la causa de la muerte.
En abril de este año, Pocha y Guillermina (madre e hija) recibieron en Argentina los certificados necesarios para ser trasladadas desde el ex zoológico mendocino al Santuario de Elefantes (SEB), en Mato Grosso, Brasil.
Ambas permanecían alojadas en el ex zoológico mendocino convertido en Ecoparque y el Gobierno provincial buscó trasladarlas a un “santuario de elefantes” ubicado en las afueras de Cuiabá, en el estado brasileño de Mato Grosso.
“Mientras Pocha estuvo en Mendoza, en ocasiones vimos pequeños signos que nos hicieron preocupar de que tuviera problemas de salud subyacentes, pero nunca se diagnosticó nada. Cuando ella y Guillermina llegaron aquí al Elephant Sanctuary Brasil, había tenido un hecho en el que se cansó y era un poco más lenta para comer, pero, después de una inyección de multivitaminas, mejoró”, explicaron desde el santuario a través de un comunicado.
Y continuaron: “Hace unos días notamos que era exigente con su heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le daban. Después de una inyección de vitaminas anoche, se veía más brillante y, aunque todavía estaba cansada, tenía más brillo en sus ojos. Sin embargo, cuando volvimos a verla más tarde esa noche, descubrimos que había fallecido”.
El emotivo relato de la muerte de la elefanta
En lo que pareciera ser una ceremonia, su hija Guillermina “gritó largamente para llamar a sus amigos. Una vez que abrimos las puertas para que entraran las otras chicas, Bambi, Mara y Rana estaban allí esperando para estar con Guille”, relataron desde el santuario a través de su página web.
Y agregaron que la elefanta Rana “caminó hacia Pocha con Guillermina y luego volvió con los demás. A continuación, Bambi se acercó, pero se mantuvo a distancia, con los ojos algo abiertos y con aspecto preocupado. Después de que Bambi regresó con las otras chicas, llegó Mara y se quedó con Guille y Pocha”.
Después de eso, una por una, las elefantas regresaron, esta vez Bambi “retrocediendo hacia Pocha, oliéndola y acariciando su rostro. Justo después de la medianoche, todos se pararon en diferentes lados de Pocha, tranquilos y relajados, teniendo uno de esos momentos de elefante que solo ellos entienden. Un poco antes de las 4 am”.
“Cada niña (como desde el santuario mencionaron a las elefantas) se paró cerca, unas más que otras, y observaron el cuerpo de Pocha con respeto. Los elefantes tienen una habilidad innata para comunicarse entre sí de maneras que nunca entenderemos y eso es lo que parece estar sucediendo entre este grupo de compañeros de manada”, explicaron.
“Aunque este es un momento difícil y puede ser difícil procesar tal pérdida, estamos agradecidos con Pocha por el amor y la estabilidad que pudo brindarle a Guillermina durante 24 años”, concluyeron.
El santuario abrió un libro de condolencias que ya está recibiendo mensajes. Alicia Silvestri escribió: “Gracias por cuidar tan bien de Pocha y por este hermoso homenaje”; Marilyn aseveró que “es desgarrador. Pero estoy tan feliz de que Pocha haya tenido la oportunidad de experimentar la vida en el Santuario, aunque solo sea por unos pocos meses”.
Lois Steinberg, escribió: “Solo podemos contentarnos con saber que Pocha experimentó la libertad antes de su prematura muerte. Ella también experimentó esta alegría por su hija. Ella vive en nuestros recuerdos en todo el mundo. Voy a llorar ahora”.
Pocha y Guillermina será llevadas a un santuario en Mato Grosso, en un operativo que demandará 5 días.
La elefanta Pocha llegó a la Argentina desde Londres, en la década de los 80, y se instaló en el zoológico de Mendoza, en donde tuvo a su hija, Guillermina.
En 2020, autoridades del Gobierno de Mendoza firmaron un convenio con un santuario de Brasil para trasladar a los cuatro elefantes del ex zoológico de Mendoza, reconvertido en un ecoparque, a ese espacio único en Sudamérica que cuenta con ambientes naturales adaptados para mejorar la calidad de vida de la especie.
En junio de este año, y luego de un largo proceso, las dos elefantas asiáticas llegaron al santuario ubicado en el Mato Grosso, Brasil, que se convirtió en su nuevo hogar, tras cinco días de viaje por tierra.
Fuente: diario Clarín