Sigue la puja interna en el Mercosur. Mientras Uruguay encara una aventura individual que incluye negociaciones para firmar acuerdos de libre comercio por fuera del bloque, el resto de los países se alinea para enfrentar esa actitud rupturista.
En un hecho novedoso, las cancillerías de Argentina, Brasil y Paraguay enviaron una nota conjunta al Grupo de Mercado Común del Mercosur donde advierten que se reservan “el derecho de adoptar las medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.
El canciller uruguayo Francisco Bustillo está de gira por Australia y Nueva Zelanda. La prensa de su país informó que solicitará la adhesión al Acuerdo Transpacífico (CPTPP). Esta iniciativa nunca fue presentada formalmente en el Mercosur. La nota a la que tuvo acceso Ámbito detalla justamente que la advertencia se realiza “ante acciones del gobierno uruguayo con miras a la negociación individual de acuerdos comerciales con dimensión arancelaria”.
Los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay amenazaron con iniciar acciones judiciales si Uruguay insiste en incorporarse al Acuerdo Transpacífico.
En ese sentido, señala que se tiene en cuenta puntualmente “el pedido de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico”. El acuerdo de referencia vincula comercialmente hasta hoy a: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam. De sumarse Uruguay a ese bloque, perdería sentido la función de aduana común que tiene el Mercosur.
El lunes que viene se llevará adelante la reunión de cancilleres del bloque y el martes 6 la de presidentes. En ese marco, Uruguay traspasará la presidencia Pro Témpore a Argentina. La nota a la que pudo acceder este medio, anticipa que se está reordenando la orientación del Mercosur y que el cónclave no estará libre de tensiones. Es también una especie de precuela del cambio de ciclo que marcará la vuelta de Lula Da Silva al poder a comienzos del año que viene.
Hasta ahora, Brasil y Uruguay habían funcionado como un sub bloque dentro del Mercosur impulsando iniciativas de “flexibilización”. Aunque no es menos cierto que la cercanía política entre los mandatarios Luis Lacalle Pou y Jair Bolsonaro encontró algunas fisuras en Itamaraty porque el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil mantuvo en algunos casos posiciones un tanto independientes.
El punto de máxima tensión se dio en marzo de 2021, cuando después de una serie de cuestionamientos de su par uruguayo, Alberto Fernández replicó “Si somos un lastre, tomen otro barco. Pero lastre no somos de nadie”. Luego del fuego cruzado, se acordó una reducción gradual del arancel externo común que no implicó mayores impactos para los sectores sensibles. Algo que desde el principio Argentina buscó preservar.
En el Gobierno, consideran que los intentos de Uruguay de avanzar en la “flexibilización” del bloque responden a necesidades de la política interna. “Hace seis meses amenazaron con un tratado de libre comercio con China y tensaron la cumbre del Mercosur. Seis meses después, no pasó nada. No presentaron ningún avance, ni un solo documento formal”, remarcaron fuentes diplomáticas a este medio.
La Cancillería que conduce Santiago Cafiero, no rechaza la idea de firmar nuevos convenios de libre comercio. De hecho, hay intenciones concretas de reflotar el acuerdo con la Unión Europea a través de la CELAC y de encarar negociaciones con otros bloques desde el Mercosur. Lo que remarca, es que cualquier avance tiene que realizarse en el marco del consenso interno. Algo que debiera ser una obviedad, pero a esta altura parece un posicionamiento de política exterior.
En el Gobierno apuestan a que la vuelta de Lula Da Silva a la presidencia de Brasil venga a renovar los aires, luego de años de tensión y virtual parálisis en las iniciativas en debate. La integración energética, comercial, financiera y monetaria aparecen como algunos de los desafíos en el mediano plazo.
Fuente: diario Ámbito