El triunfo de la lista 123, denominada oficialista, que convirtió al concejal Pablo Daguerre en presidente electo de la UCR Bahía Blanca, hizo que se desatara un fuerte reproche a la senadora Nidia Moirano y a Santiago Nardelli, dos de los pilares del llamado tridente que controla al PRO.
Algunos han asegurado que se trató de una catarsis momentánea, de una tardenoche de embriaguez, dicho en otros términos de un momento de liberación de lo que los radicales vienen acumulado en el disco rígido respecto a su rol de vagón de cola de la coalición local Juntos por el Cambio.
Otros sostienen que se trata del puntapié inicial de una nueva relación con el PRO en la cual ese sector de los radicales tienen decidido recrear su identidad, bastante desgajada a partir de 2015.
Sin el ánimo de fracturar el espacio JxC local, la primera acción del grupo “Adelante” se haría visible en que sus tres concejales, el propio Daguerre, Silvina Cabirón y Antonio Mollo se abroquelen en un bloque puramente radical a imagen y semejanza de lo que sucede en las cámaras nacionales, provinciales y cuerpos deliberativos distritales bajo la figura de interbloque.
Esto les daría la chance de poder debatir dentro de ese interbloque temas que transitan por el Concejo, algunos con la exigencia de tratamiento inmediato, tipo express, como lo exige por estas horas el titular de la bancada de JxC, Adrián Jouglard, formas que no siempre fueron del gusto de los radicales, pero que nada pudieron hacer para no abrir grietas en el actual bloque unificado.
En el radicalismo hablan a puertas cerradas que en la factura de esa licitación tuvo mucho que ver el Colorado Santili, ex jefe de la seguridad de Rodríguez Larreta, contra quien compitieron el año pasado de la mano de Facundo Manes y del outsider Lorenzo Natali con resultados más que positivos en la Sexta Sección y, a pesar que no ganaron, también en el distrito de Bahía Blanca.
No obstante en esa oportunidad los radicales locales prefirieron no acompañar la dupla Manes-Natali para sumarse a la PASO y optaron por componer una tranquilizadora lista de unidad con el PRO y la Coalición Cívica.
¿Pero porqué los radicales gananciosos le pasaron, dentro de su cuasi privacidad comiteril , facturas a Moirano y Nardelli?
Porque tienen la convicción de que la lista encabezada por Fernando Roig y Gisela Caputo fue apoyada, alentada y sostenida “logísticamente“ por los mencionados dirigentes del PRO, en un intento de invadir y ocupar el comité radical.
Casi en lenguaje codificado,, pero muy entendible para los conocedores de la cuestión, lo hizo notar en las redes el principal referente de la Juventud Radical, Juan Cruz Lisarrague, anteriormente referenciado en Federico Tucat, quien se desempeña como empleado en el interbloque oficialista de concejales. Inmediatamente recibió una catarata de “me gusta” de los miembros y adherentes de la 123.
En la casona de Donado al 300 no fueron pocos los cánticos y consignas que se lanzaron contra Nardelli y Moirano y también contra quienes sindican como sus personeros, Emiliano Alvarez Porte y Caputo, dos ex presidentes de la UCR local. Alvarez Porte no lo es hasta estos días por las limitaciones que impone la reglamentación radical aplicada a las reelecciones de sus organismos partidarios.
No obstante algunas cosas pareciera que no son coherentes entre lo que se hace y lo que se dice.
Por ejemplo, ayer el propio Daguerre, anteriormente también lo había hecho Antonio Mollo, no tuvo dudas al apoyar sin atajos el voto favorable a la aprobación express, tal cual lo exigió el titular de la bancada JxC, Adrian Jouglar, de la licitación de casi 900 millones de pesos, con oferente único, para actualizar el sistema de cámaras de seguridad.
En paralelo, Caputo, con mucho más conocimiento del tema por su anterior gestión en el gobierno municipal, y seguramente con el aval del ahora radical-ritondista, Alvarez Porte, hizo declaraciones, tal vez más desafiantes que los cánticos, cuando dejó constancia pública de sus muchas “observaciones” respecto de los perfiles de esa licitación.
Tanto Moirano como Nardelli fueron puestos, casi en tiempo real, al tanto de tales imputaciones de los triunfadores y no les cayó nada bien lo que escucharon, pero tampoco perdieron el sueño ni le dieron demasiada importancia. “Dejalos que se la crean, dejalos correr, ya van a venir al pie. En la interna todas sus listas acopiaron 1.500 votos, un décimo de lo que cuesta un concejal en la elección general del distrito” deslizaron socarronamente desde su entorno.
En las próximas semanas se empezará a percibir si las acciones de los radicales ganadores de la interna, que tendrán el control del partido, efectivamente iniciarán un proceso sólido y consistente para desafiar al PRO sin romper JxC, en pos de “gobernar Bahía Blanca” a partir de finales de diciembre del 23, o si sólo se trató de una estudiantina.