Mónica Capella, dueña de la pizzería La Chiquita, agregó que el Municipio se comprometió a buscarle un local.
Mónica Capella, dueña de la Pizzería La Chiquita, no puede trabajar desde el pasado 5 de octubre cuando personal de Fiscalización y de Bromatología realizó una inspección por el Mercado Municipal y clausuró algunos locales (entre ellos la pizzería) por irregularidades.
“Todos los días voy al Mercado pero no abro. Muchos clientes han venido a acompañarme. El resto de los locales está abierto, pero la cantidad de clientes ha bajado muchísimo”, detalló sobre la situación actual del edificio de Donado 151.
Sobre las negociaciones con el Municipio, dijo que “están en stand by” y que aún no han llegado a ningún acuerdo. “Lo que me ofrecen no me sirve: 6 meses de alquiler contra 73 años de historia. A mí me conocen por ser la pizzería del Mercado, si me voy seis meses, volver a hacer la clientela va a costar muchísimo”, enfatizó.
Hasta el momento no le han ofrecido una locación como sí ha ocurrido con otros permisionarios
“Quiero que me den mas tiempo; les dije que quiero volver al mismo lugar del que me fui y respetar el nombre de mi familia. Ellos dicen que sí, pero yo lo quiero por escrito”, remarcó sobre el compromiso del Ejecutivo para que las y los permisionarios actuales puedan volver a ocupar sus locales una vez que finalice la puesta en valor del edificio de Donado 151.
Por su parte, Fiorella Damiani, dueña de una pollería junto a su mamá, expresó que todo sigue siendo incertidumbre y que esta semana comenzará la segunda ronda de reuniones de las y los permisionarios con funcionarios comunales.
“En la primera reunión hubo promesas al aire, recién esta semana podríamos hablar a qué acuerdo llegamos. Me ofrecieron un local en Mitre al 100 pero está demasiado alejado para nuestra clientela”, manifestó.
Aclaró que está analizando con su mamá la propuesta, pero que la distancia con el Mercado Municipal es el principal impedimento para aceptar. “Sería arrancar de cero”, advirtió.
Por último, remarcó que hasta el momento está garantizado el cierre del Mercado Municipal, pero no así el futuro de las 50 familias que dependen de los puestos.