“No puedo remontar esto, se necesita mucha inversión. Con muchísima tristeza tomé la decisión de cerrar”, se lamentó Cecilia Fenoglio.
Luego de dos semanas de sacar agua y barro, de limpiar y volver a limpiar su local Cecilia Fenoglio decidió cerrar de manera definitiva.
Panaderia Avenida fue construida por su papá hace 55 años y hoy era la fuente laboral no solo de su dueña sino también de tres empleados, con 22 y 33 años de antiguedad.
“Tras la tormenta entrar a la panadería fue terrible porque tuvimos un metro sesenta de agua en toda la propiedad que es muy grande”, comenzó a relatar esta mañana en diálogo con Radio Altos.
Junto a sus empleados y mucha gente que se acercó a colaborar comenzó a limpiar, quitar agua y barro. “Hicimos un esfuerzo inmenso, pero después de doce días de lavar todo, te das cuenta que es un barro que no podés sacar nunca, que vuelve a aparecer. Las máquinas quedaron totalmente tapadas de agua y por más que las lavamos están oxidadas. Es muy difícil poder remontar todo eso”, se lamentó.
Todo, desde el mínimo utensilio, pasando por mercadería y maquinarias, fue alcanzado por el agua.
“La verdad que no puedo remontar esto, es una inversión demasiado grande. Tuve que tomar con muchísima tristeza la decisión de cerrar con la consecuencia de que quedamos cuatro familias sin trabajo”, aseveró.
El dolor que significó perder la panadería que su papá cosntruyó con amor, esfuerzo y sacrificio se reflejó a lo largo de toda la entrevista en su tono de voz: “Nací ahí, crié a mis hijos ahí, a la panadería la quiero, pero no se puede seguir”.
Además del horno, se vieron muy dañadas diversas máquinas como amasadoras, sobadoras, una batidora grande, otra amasadora más lenta, una freidora, una embaladora de pan, una máquina de rallar pan y una grisinera, entre otras.
“Se siente angustia, tristeza, bronca, impotencia, tengo muchas sensaciones y sentimientos mezclados. No sé cómo voy a hacer para seguir, me quedo sin trabajo yo también”, subrayó.
Para poder volver a abrir las puertas de su panadería necesita una millonaria inversión. Si bien dijo que no realizó “números”, no dudó en afirmar que necesitaría alrededor de 60.000 dólares para “poder mas o menos volver a arrancar”.
“La verdad es que es muy doloroso. Vamos a extrañar mucho a los clientes, se pierden las recetas de mi papá. En un rato te cambia la vida”, resumió.