Por mes se utilizan 400.000 boletos gratuitos por discapacidad. “La gente se va prestando la tarjeta”, dijeron desde la comisión de usuarios testigos. Analizan poner inspectores.
Ayer se concretó una nueva reunión de la Comisión Permanente de Usuarios Testigos del Transporte Público de Pasajeros que funciona en el Concejo Deliberante. Del encuentro participó el gerente de Bahía Transporte Sapem, Federico Harfield.
Las principales quejas están relacionadas con incumplimiento de horarios, con suciedad en los colectivos y con sectores de la ciudad que no tienen servicio.
Además, planteó un tema que está generando preocupación: el mal uso de los descuentos y, principalmente, los pasajes gratuitos por discapacidad.
“La gente se va prestando las tarjetas”, afirmó Noemí Crivelli, integrante de la comisión usuarios testigos. Lo mismo ocurre con aquellas personas que tienen descuentos por tarifa social, entre ellos, jubilados y jubiladas. “El jubilado que tiene el descuento le presta la tarjeta Sube al nieto, a otro pariente o a un amigo”, advirtió y no dudó en aseverar que “hay abuso” en esa práctica.
En el caso de las y los discapacitados utilizan el transporte público de manera gratuita. Según el dato que se presentó en la reunión de ayer en el deliberativo, en Bahía Blanca por mes se utilizan 400.000 pasajes por discapacidad.
Esa cifra está empezando a llamar la atención y, por eso, se está analizando incorporar a inspectores arriba de las unidades para que controlen el correcto uso de los beneficios.
“La tarjeta es de cada uno, no tienen por qué dársela a otra persona; eso tampoco ayuda al sistema”, advirtió.
En cuanto a los reclamos que presentaron durante el encuentro, mencionó a las frecuencias y horarios: “No se puede estar más de 15 minutos esperando un colectivo y los fines de semana es un desastre, no se puede ir a ningún lado”.
Además, plantearon la necesidad de mayor limpieza y mantenimiento de las unidades y de una reestructuración de los recorridos porque hay sectores a los que no llega el transporte público de pasajeros.
“No es necesario poner más líneas, sí hay que reestructurar y ampliar los recorridos. Por ejemplo, por calle Estomba circulan una gran cantidad de líneas que podrían pasar por otro lado; y hay barrios donde la gente tiene que caminar 20 cuadras para tomarse el colectivo”, señaló, por último.