Se trata de Nahuel Stefanic (25), sobrino de la exdueña del complejo, quien también fue encontrada sin vida.
Bajo un diluvio que desde esta madrugada le aporta algunas demoras pero sobre todo mayor dramatismo al operativo de despeje de escombros y búsqueda de las seis personas que permanecían atrapadas entre los restos del Apart Hotel Dubrovnik, esta mañana se confirmó el hallazgo de un tercer cuerpo sin vida entre los restos del derrumbe ocurrido el pasado martes. Otras cinco personas permanecen desaparecidas.
Se trata de Nahuel Stefanic, un joven de 25 años que vivía en el lugar desde hace casi seis años y era sobrino de Rosa Stefanic, exdueña del hotel hasta comienzos de este año y a quien también allí encontraron sin vida, el pasado miércoles. Lo confirmó de manera oficial el director provincial de Defensa Civil, Fabián García.
La novedad se la anticiparon primero a los familiares que desde mediados de semana comparten una tensa y dolorosa vigilia bajo una carpa, a menos de 100 metros del foco de trabajo de los rescatistas y rodeados de un numeroso equipo de psicólogos, trabajadores sociales, médicos y enfermeros que les brindan contención. Allí estaban padre y madre de Nahuel. Esta última había hecho, en la semana, un encendido reclamo para que lo encuentren: “Quiero a mi flaco vivo”, gritaba con desesperación.
Los perros expertos en rastreos marcaron con insistencia, a mediados de esta madrugada, el lugar del hallazgo. El detalle que se brindó es que a esta nueva víctima, la segunda dentro del lote del hotel, la encontraron con su teléfono celular todavía en la mano en cercanías del módulo delantero del edificio, sector que casi no resultó afectado. Allí se habían logrado apuntalamientos para improvisar túneles que permitieron el acceso de los restatistas. Así primero llegaron al cuerpo de Rosa. Luego al de Mirko, su perro rotweiller. Y también al celular de ella.
El de Nahuel Stefanic el tercer nombre que se suma a una lista de fallecidos por esta tragedia que se había abierto el mismo martes por la mañana, cuando se confirmó el fallecimiento de Federico Ciocchini, de 84 años, que habitaba en un departamento de un edificio lindero afectado por el derrumbe, y luego el de Rosa Stefanic, de 60, la ex dueña del hotel y la primera hallada entre las siete personas que se tiene identificadas como allí alojadas cuando colapsó esa torre de diez pisos ubicada en calle 2 entre Paseo 103 y Avenida Buenos Aires, en pleno centro y a 200 metros de la playa. La única sobreviviente hasta el momento es Josefa Bonazza, de 78, esposa de Ciocchini y hoy internada, con fracturas pero fuera de peligro.
Más de 300 bomberos y cuerpos especializados en rescate permanecen en el lugar distribuidos en distintas tareas y en rotación a lo largo de la jornada ya que se trabaja día y noche en el desplazamiento de grandes placas de hormigón armado y trozos de escaleras, movidos con grúas, y desde pequeños ladrillos a polvo, ya en la etapa manual y más detallada que implica la presencia de algún indicio de estar muy cerca del lugar donde podrían estar las víctimas.
Quedan en el interior y son objeto de búsqueda Dana Desimone, de 28 que colaboraba con Rosa y era pareja de este muchacho. Vivían en un nivel cero pero no debajo sino delante de la torre de diez pisos. En esa zona encontraron a la mujer fallecida. En las últimas horas también, entre las novedades, se confirmó el hallazgo de una mochila de la joven, oriunda de Juan N. Fernández, una pequeña localidad del sur bonaerense.
Hacia el fondo del predio, sobre el sector que se desplomo la estructura de mayor porte, se focalizaba la búsqueda de Mariano Troiano, de 47 años; Matías Chaspman, de 26, y Ezequiel Matu, de 38, plomeros oriundos de Mar del Plata, y Javier Fabián Gutiérrez, que había llegado desde la localidad bonaerense de Merlo, convocado para trabajos de carpintería.
Estos hechos están siendo investigados por la justicia en una causa que comanda la fiscal local Verónica Zamboni bajo la carátula de estrago culposo agravado por muerte, delito que prevé penas de hasta cinco años de prisión, y que por el momento tiene a cinco detenidos: dos capataces y tres obreros que trabajaban en las reformas y arreglos del hotel. Dos de ellos vivían momentáneamente allí –en el sector del frente que no fue afectado por la demolición- y lograron escapar apenas escucharon los primeros resquebrajamientos de la estructura.
En el marco de esa investigación ya se secuestraron documentaciones, teléfonos celulares y computadoras no solo a estos cinco detenidos sino también a dos arquitectos –un hombre y una mujer- que estuvieron al frente de los proyectos de obras en el Dubrovnik, así como también logrados en allanamiento a las oficinas de la empresa Parada Liniers, propietaria del hotel desde principios de este año. Sobre su titular, Antonio Juan Manuel Arcos Cortés, y sobre los profesionales se esperaban medidas inminentes desde la fiscalía.
Los testimonios de los hoy detenidos aportaron muchos elementos importantes para la investigación. Por ejemplo, fallas en el edificio por el propio paso del tiempo y falta de mantenimiento. Había sido construido e inaugurado en 1986 por los padres de Rosa Stefanic, un matrimonio oriundo de Croacia.
Aún se espera también lo que resulte de la actuación del municipio de Villa Gesell en su tarea de control y efectiva fiscalización de las obras que allí se realizaban, que en principio serían dos proyectos simultáneos y sobre cuyos desarrollos todavía existen muchas dudas. En particular sobre el supuesto montaje de un nuevo elevador, que habría implicado movimientos de tierra en las bases que podrían haber desestabilizado la estructura de la torre.
Se conoció que desde el área que debe atender las obras privadas que se ejecutan en el distrito se había acercado una orden de paralización de los trabajos en agosto último. Los vecinos de la zona aseguran que hasta este lunes último, horas antes del colapso, escucharon trabajos duros con fuertes golpes, día a día.
Fuente: diario La Nación