El Senado, dominado por conservadores que respaldan el plan de jubilación, aprobó la ley la semana pasada
El gobierno francés sobrevivió a dos mociones de censura el lunes en la cámara baja del Parlamento luego que el presidente Emmanuel Macron buscó la semana pasada elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años sin la aprobación de los legisladores.
La moción de censura presentada por un pequeño grupo centrista y apoyada por una coalición de izquierda recibió 278 votos en la Asamblea Nacional, por debajo de los 287 necesarios para ser aprobada. Otra moción a iniciativa de la extrema derecha obtuvo apenas 94 votos.
Con el fracaso de estos pedidos, se da por aprobado el proyecto de ley de pensiones.
El ajustado resultado de la primera votación llevó a algunos legisladores de izquierda a pedir de inmediato la renuncia de la primera ministra Elisabeth Borne.
“Sólo faltan nueve votos… para derribar tanto al gobierno como su reforma”, dijo la legisladora de extrema izquierda, Mathilde Panot. “El gobierno ya está muerto a los ojos de los franceses, ya no tiene ninguna legitimidad”.
La líder de la ultraderecha, Marine Le Pen, dijo que su grupo presentará una solicitud para que el Consejo Constitucional examine el proyecto de ley el martes y posiblemente lo censure.
Las mociones de censura fueron presentadas por legisladores furiosos porque Macron ordenó el uso de poderes constitucionales especiales para forzar la aprobación de un proyecto de ley impopular que eleva la edad de jubilación sin darles un voto.
El Senado, dominado por conservadores que respaldan el plan de jubilación, aprobó la ley la semana pasada.
Cada una de las mociones de censura necesitaba el respaldo de la mitad de los escaños de la Asamblea Nacional, para ser aprobada. La alianza centrista de Macron tiene más escaños que cualquier otro grupo en la cámara baja.
El líder de los legisladores republicanos, Olivier Marleix, ya había anticipado que su grupo no votaría a favor de las mociones.
Tanto la izquierda como la extrema derecha casi vieron lo ajustado del resultado como una victoria, ya que aseguraron que el respaldo del Ejecutivo se degrada con el paso de los meses. Además, anunciaron un recurso ante el Consejo Constitucional contra la reforma de las pensiones, lo que retrasará unas semanas su entrada en vigor.
Pero la izquierda fue clara al apelar a proseguir el combate contra esa reforma en las calles, donde desde principios de año los sindicatos han multiplicado las jornadas de manifestación y las huelgas.
“Nueve votos no pueden detener la democracia social. El pueblo tiene que tomar cartas en el asunto y es lo que va a hacer”, aseguró el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que apeló a seguir manifestando contra esa reforma que retrasa dos años, hasta los 64, la edad mínima de jubilación.
La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, por su parte, consideró que “el Gobierno pierde legitimidad” y apeló a Macron a convocar un referéndum sobre la reforma de las pensiones.
Le Pen consideró que la crisis política que vive el país solo puede superarse “por las urnas”, por lo que pidió una disolución de las cámaras y la convocatoria de legislativas.
Los opositores a la reforma siguieron manifestando en contra de la misma en varias ciudades del país, mientras que el sindicato más combativo, la CGT, aseguró que la aprobación de la reforma “no frena la determinación de los trabajadores”.
Poco después de las votaciones en la Asamblea, se formó una concentración en la plaza Vauban, junto al mausoleo de Napoleón, en contra de la reforma.
Varios sectores, como los transportes, la educación o la recogida de basuras de diversas ciudades, mantienen llamamientos a la huelga en los próximos días y los sindicatos han convocado una novena jornada de paros y manifestaciones para este jueves.
Fuente: Infobae