El ajuste del gasto público -el más grande de la historia, según Javier Milei- no afecta a los servicios de inteligencia que controla Santiago Caputo. El presidente acaba de firmar un decreto para asignarle 100 mil millones a la nueva SIDE, con carácter de fondos reservados y que entre otras cosas tendrían como destino dos operaciones políticas delicadas: la compra de un canal de televisión y la contratación de una empresa para el manejo de trolls.
A través de un decreto de necesidad y urgencia, el gobierno le agregó 100.000.000.000 pesos (105 millones de dólares al tipo de cambio oficial) al presupuesto de la Secretaría de Inteligencia del Estado, con el objetivo de “solventar” el nuevo esquema anunciado la semana pasada que incluye la creación de cuatro agencias. El artículo 2 del DNU establece que se trata de “fondos reservados”, es decir que no tienen controles y podrán ser utilizados discrecionalmente por la nueva SIDE.
Resultan bastante inexplicables las prioridades del gobierno libertario que en medio de la feroz licuación de salarios de jubilados y docentes y el freno total de la obra pública, destine nada menos que 100 mil millones de pesos a “fondos reservados”, esto es que se pueden gastar sin necesidad de rendir cuentas ni explicar a que fin se destinaron.
Según estimó el diputado Leopoldo Moreau, que hasta hace poco presidía la Comisión Bicameral de Inteligencia, esta asignación de fondos reservados supera largamente el presupuesto actual de toda la inteligencia nacional, que cifró en entre 60 mil millones y 70 mil millones. De acuerdo a trascendidos de voceros oficiosos, hasta ahora la SIDE tenía 1.400 millones de fondos reservados.
El manejo de los fondos reservados de la SIDE es de especial interés de Santiago Caputo, el asesor presidencial que diseño el nuevo esquema de la SIDE y puso al frente a Sergio Neiffert, un amigo de su padre sin experiencia en el rubro.
Caputo se mueve como el jefe real del aparato de inteligencia desde que lograr desplazar de la AFI a Silvestre Sívori, que respondía a Nicolás Posse. El joven asesor se obsesionó con el espionaje y, según reveló el periodista Javier Calvo en Perfil, está armando reuniones de madrugada y a oscuras en la Rural.
El descontrol del hombre fuerte del gobierno quedó en evidencia este lunes cuando X le suspendió su cuenta por las recurrentes amenazas a críticos del gobierno y hasta al ex presidente Macri.
La sospecha es que a través de los fondos reservados de la SIDE se manejan, entre otras cosas, la relación con periodistas e influencers libertarios y se financia a la banda de trolls. La última novedad es que desde allí se estaría preparando el desembarco de empresarios afines en firmas de telecomunicaciones. La mezcla de servicios de inteligencia, fondos reservados sin límites y negocios privados apalancados en el poder y del Estado que tiene a Santiago Caputo en la cúspide, fue anticipada en el editorial de Ignacio Fidanza en LPO.
Los cien mil millones de pesos que Milei acaba de girarle a la SIDE tendrían como objetivo principal la compra de un canal de televisión de aire por parte de empresarios ligados a Caputo. Para esa operación se necesitan 42 millones de dólares, según supo LPO. Los rumores indican que este grupo estaría interesado en Telefe o América.
Otra parte importante de la millonada que acaba de firmar Milei tendría como destino la contratación de una empresa de India que se encarga de la administración de las granjas de trolls. Fuentes del sector explicaron que se trata de una operación muy costosa y que representa varios millones de dólares.
Es por esta razón que Caputo bloqueó los acuerdos en el Congreso para que la oposición “dialoguista” se quede con la presidencia de la Bicameral de Inteligencia, para la que primero se mencionó a Emilio Monzó y luego a algún radical.
En el gobierno no quieren saber nada con que un opositor, por más amigable que sea, tenga poder para investigar los manejos de la SIDE. De hecho, Caputo también rechaza que ese lugar quede para un legislador del PRO e insiste con darle ese lugar al peronista entrerriano Edgardo Kueider.