Es la primera vez que un caso de caza furtiva de esta especie llega a una condena en un tribunal argentino.
La Justicia Federal impuso dos años de prisión a cuatro hombres por matar a un yaguareté en la provincia de Formosa y difundir imágenes del animal en redes sociales. Es la primera vez que un caso de caza furtiva de esta especie llega a un tribunal oral en la Argentina. El hecho ocurrió en julio del año pasado.
Según un comunicado de Greenpeace, los condenados admitieron su responsabilidad en el delito y fueron identificados como Viterman Ponce de León, Walter Hugo Ponce de León, Claudio Hugo Cisneros y Máximo Cisneros. La pena, de cumplimiento efectivo, se dictó en el marco de un proceso que buscó visibilizar el impacto de la caza ilegal sobre una especie en peligro de extinción.
El yaguareté, que cuenta con protección legal como Monumento Natural Provincial en Formosa desde 2018 y como Monumento Natural Nacional desde 2001, enfrenta una población reducida a unos 250 ejemplares en todo el país.
De acuerdo con Greenpeace, la decisión judicial representa un avance frente a uno de los principales factores que ponen en riesgo la supervivencia del yaguareté: la caza furtiva. Sin embargo, la organización advirtió que persisten otras amenazas de igual o mayor gravedad, como la deforestación en el Gran Chaco.
El coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Andino, Hernán Giardini, señaló que la destrucción de bosques debería tipificarse como delito penal para frenar el deterioro del hábitat del yaguareté.
La entidad recordó que en 2019 presentó un amparo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se prohíban los desmontes en territorios donde se calcula que sobreviven unos 20 ejemplares en el Gran Chaco argentino.
El caso actual tuvo su origen cuando, armados y acompañados por perros, el grupo de hombre fue a buscar una vaca que se había extraviado. De acuerdo con el relato de los involucrados, al hallar al animal muerto encontraron también, cerca de sus restos, a un ejemplar de yaguareté.
Según sus testimonios a la prensa, el felino intentó atacarlos y mató a dos de los perros, lo que motivó que Claudio Cisneros efectuara el disparo que terminó con su vida.
Tras abatir al yaguareté, los cuatro hombres se fotografiaron sonriendo junto al cuerpo antes de que fuera carneado, y luego consumieron su carne. Greenpeace subrayó que la condena es inédita dado que la caza furtiva de esta especie no había llegado antes a juicio oral en el país.
La ONG también informa que el yaguareté es el tercer felino más grande del mundo, después del león y el tigre. Un macho adulto puede superar los 100 kilos y alcanzar más de dos metros de largo, aunque en algunas regiones se registran ejemplares de mayor tamaño. Su contextura musculosa le permite abatir presas de gran resistencia, como yacarés, tapires y carpinchos, únicamente con la fuerza de sus mandíbulas. A esa potencia se suma una notable agilidad: puede trepar con facilidad, nadar con destreza y desplazarse sigilosamente por terrenos selváticos sin ser detectado.
Fuente: diario La Nación