En estos primeros meses del 2025 el ingreso alcanzó las 1.200 toneladas de carne vacuna por mes y 5.700 de carne porcina.
En el país de las vacas, crece la importación y cae la exportación de carne.
Las compras de alimentos al exterior que cuentan con producción local crecieron más de un 150% en menos de un año.
En abril el superávit comercial cayó a uno de los niveles más bajos desde que asumió Javier Milei. Las ventas del agro se primarizan y muestran un retroceso en la agregación de valor. Cuestionan la distorsión en los incentivos que generan las retenciones y anticipan que el fenómeno llegó para quedarse.
El dato que dio a conocer el INDEC esta semana vuelve a poner sobre la mesa la debilidad estructural en el sector externo argentino. El superávit comercial, que supo ser abultado durante todo el 2024, se redujo al segundo nivel más bajo de esta gestión. El saldo fue de apenas u$s204 millones, unos u$s1.600 millones por debajo de la marca del mismo mes el año anterior.
Los analistas coinciden en que el modelo de apreciación cambiaria genera un fuerte incentivo a las importaciones y desincentivo a las exportaciones. Esto ya se se refleja hasta en los sectores más competitivos de la economía argentina. Tanto es así que en el país de las vacas se importa asado.
Según datos del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial de Argentina, la importación de carne vacuna viene creciendo. En lo que va del 2025 el ingreso de mercadería alcanzó las 1.200 toneladas mensuales, en el caso del sector porcino es aún más relevante: 5.700 toneladas al mes. Además, por la pérdida de competitividad las exportaciones de carne de vaca cayeron un 30%.
Fuente: Ambito