Martín Ramírez sufrió la amputación de su pierna y perdió ese 16 de diciembre a su cuñado y a su suegra.
Martín Ramírez tiene 41 años y el pasado 16 de diciembre estaba sentado en la tribuna del Club Bahiense del Norte cuando se desplomó el paredón. Sufrió graves heridas, le amputaron la pierna izquierda y ese día perdió a su cuñado y a su suegra. Su esposa también resultó herida.
“Soy papá de una de las nenas que patinaban. Llegamos, nos fuimos a colocar como siempre en el medio de la tribuna, pasaron 10 minutos y se escuchó un estruendo bastante grande. Fue un segundo en el que vi que el paredón se me venía encima. Salté de cabeza hacia la cancha, pasando por encima del barral. Cuando caí en el suelo tenía todo el cuerpo golpeado, me dolía todo”, comenzó a relatar sobre lo vivido esa trágica tarde.
“No sabía qué había pasado, me di vuelta como pude; tenía una pierna destrozada, la otra golpeada y sentía en la espalda muchísimo dolor. Veía cómo el paredón se movía, era como una hoja de papel y el techo también”, describió en diálogo con Radio Altos.
Como pudo se arrastró hasta la mitad de la cancha y en ese momento pudo tomar dimensión de lo que estaba ocurriendo y empezó a buscar a sus familiares.
Su esposa también golpeada y con una fractura de tibia y peroné logró acercarse a él. Había sido rescatada de entre los escombros por un profesor de patín que la llevó hasta la cancha.
Su hija estaba junto a sus compañeras y profesores en otro sector del club y salió ilesa. “Por suerte ellas no vieron todo el caos”, remarcó.
Martín se despertó tres días después en terapia intensiva donde era asistido y ya sabía que le habían amputado la pierna: “Antes de que me lo digan, sabía que había perdido la pierna porque cuando caí en la cancha y me arrastré hasta la otra puerta, durante todo ese trayecto sabía que la pierna no estaba, que estaba muy dañada”.
La amputación fue entre la rodilla y el tobillo. “Estoy aprendiendo un montón de cosas de nuevo, estoy en tratamiento, no tengo la herida cerrada aún. Estoy aprendiendo a caminar con muletas”, expresó. Al mes de recibir el alta debió volver a ingresar al quirófano por una infección.
Sobre cómo es el día a día y qué siente de todo lo vivido, expresó que al principio agradecía por estar vivo y poder salir, como lo planteó, del infierno: “Todo era gritos de pedidos de ayuda, gente muy dañada, gente que no estaba con nosotros y la ayuda no llegaba; todo era un caos”.
“Desde hace dos meses ya es mucho más difícil, me miro la pierna y me largo a llorar. Es bastante duro. Sumado a que perdimos a seres muy queridos en la familia”, enfatizó.
“Los recuerdos brotan permanentemente, tengo imágenes muy claras en mi cabeza de lo vivido y estoy con tratamiento psicológico porque a veces no me deja dormir. Dos o tres veces por semana tengo la misma pesadilla, revivo el momento en que se me cae el paredón encima. Es bastante difícil”, detalló.
Respecto de la causa judicial, dijo que en los próximos días se reunirá con su abogado para conocer cómo avanza la investigación. “Hacemos planteos penales y civiles. La Justicia determinará si existe un responsable. Si hay algún culpable alguien tiene que pagar por esto”, reclamó.
Martín hizo un pedido especial a la ciudadanía; está buscando alguna persona que pueda adaptar su auto para que el embrague lo use de manera manual y no con su pierna. Quien pueda ayudarlo puede contactarlo al teléfono 2916438619.
Por último, al ser consultado sobre qué ayuda ha recibido del Municipio y del club Bahiense del Norte, indicó que le han brindado asistencia económica a su hermana quien renunció a su trabajo para asistirlo a él y a su esposa en su casa y a su cuñada quien perdió a su pareja.Además, actualmente la Municipalidad se hace cargo del traslado de Diego a sus sesiones de kinesiología.