El diputado provincial de Santa Fe vinculó a los laboratorios que entregaron a hospitales el fentanilo contaminado con el narcotráfico.
La Justicia citó a declarar como querellante al intendente de Rosario, Pablo Javkin, en el marco de la causa por fentanilo contaminado, que investiga a HLB Pharma y Ramallo S.A, luego de su denuncia por presuntos vínculos entre laboratorios farmacéuticos y el narcotráfico.
Hasta el momento son 52 las personas que fallecieron por recibir en hospitales fentanilo contaminado y hay más de 60 casos confirmados.
Esta mañana en diálogo con Radio Altos el diputado provincial de Santa Fe, Carlos Del Frade, precisó que el fentanilo empezó siendo un negocio de un laboratorio en Estados Unidos en el año 2010 y en la actualidad es la principal epidemia de consumo de ese país.
“Fue desarrollado con métodos propagandísticos y terminó siendo lo que se consume hoy en la calle en las principales ciudades de Estados Unidos, donde aparecen los consumidores como si fueran zombies”, aseveró. Remarcó que surgió en laboratorios oficiales, con permisos para importar, y se transformó en un gran negocio para quienes venden ilegalmente.
Frente a lo que está ocurriendo en Argentina, sostuvo que es positivo que tanto la provincia de Santa Fe como el municipio de Rosario hagan públicos los vínculos de los laboratorios que montaron los hermanos García Furfuro con distintas administraciones políticas en la Argentina y en Paraguay y con la comercialización de estupefacientes.
Ariel, Diego y Damián García Furfaro son dueños de los laboratorios HLB Pharma, la planta farmacéutica Ramallo y la Droguería Alfarma (que son investigadas por la distribución del fentanilo contaminado), entre otras empresas.
“Claramente esto tiene relación con el tráfico de sustancias químicas y por eso el intendente rosarino Pablo Javkin salió a hablar de los contactos con el narcotráfico”, enfatizó.
Alertó sobre la posibilidad de que el fentanilo llegue a las calles de la mano de las bandas narcopoliciales y aseguró que el antecedente es la muerte en febrero del año pasado de 24 personas en el Gran Buenos Aires por haber consumido droga adulterada.
“No era cocaína de mala calidad como se había dicho en aquel momento, distribuida por los nichos corruptos de la Policía Bonaerense, que es uno de los grandes carteles que tiene hoy la Argentina, sino que había algo más. Y después se demostró que efectivamente se trataba de algo que se vendía supuestamente como cocaína, pero que terminaba siendo fentanilo adulterado”, repasó.
“Ojalá estemos a tiempo y no llegue a las calles. Tengo el temor de que el fentanilo sea parte de los tantos negocios que tienen estas bandas narcopoliciales barriales que están en las principales provincias de la Argentina. Si es así, nos vamos a acercar al desastre que está pasando en Estados Unidos”, concluyó.