Algunos parajes quedaron sin agua, sin luz y sin la posibilidad de que llegue ayuda por vía terrestre.
Hace más de una semana la región de Chaco salteño sufre graves inundaciones por el desborde del río Pilcomayo y el panorama se tornó aún más desolador este domingo a partir de la fuerte crecida del río Bermejo, que dejó parajes “encapsulados”. De esta manera, varias localidades de la zona quedaron rodeadas por agua, sin luz, sin comida y sin la posibilidad de que llegue la ayuda necesaria.
Los parajes más afectados son Las Vertientes y Larguero, al igual que las comunidades indígenas de Rivadavia Banda Sur, cercano al límite con Formosa.
Según precisaron las autoridades salteñas, las comunidades están rodeadas de agua pero no inundadas, aunque no así en la Banda Sur. En el último tramo de la ruta provincial 13, las viviendas quedaron totalmente colapsadas por el agua, incomunicadas, bajo una situación de desesperación a la espera de respuestas estatales.
A partir de la crecida del rio Pilcomayo ya habían quedado regiones afectadas. Misión La Paz tuvo varios días sin energía eléctrica, ni suministro de agua potable. Los locales denunciaron que no recibieron la ayuda necesaria como alimentos de primera necesidad por parte del Estado argentino, mientras que del lado paraguayo corrieron mejor suerte.
El desborde del Bermejo suma complicaciones a esta situación que ya era crítica. Según publicó El Tribuno, el paraje Las Vertientes quedó encapsulado, sin acceso a servicios y la ayuda no puede ingresar por vía terrestre.
El pasado viernes había vuelto el servicio eléctrico gracias al tendido, que pasa por Misión La Esperanza, que había sido arrancado por la crecida del río Pilcomayo. Fueron varios días, sin luz, ni comunicación ni agua; sólo bombas eléctricas. Ahora, con el desborde del Bermejo, la luz volvió a cortarse.
El vocero de la comunidad wichi Larguero, denunció que “desde hace 7 días que no nos ven”. Apuntando principalmente al gobierno provincial. Aseguran que “están lejos de controlar la crisis”.
Ante estas inundaciones, la región sufrió innumerables daños materiales a las viviendas, que son precarias. Además, hay cientos de animales criados por familias que están muertos y que alimentaban a las comunidades. Y la mayoría de las personas se autoevacuaron, pero aún necesitan elementos de higiene, ropa en general, colchones y frazadas. También alimentos no perecederos.