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Locales - 16 de diciembre 2025, 08:16

Carta de una trabajadora de la salud al intendente: “No castiguen a quienes levantan la voz cuando el salario no alcanza”

El Ejecutivo decidió descontarles a los profesionales de la salud municipal los días de paro.

Una trabajadora de la salud municipal le envió una carta al intendente Federico Susbielles luego de que el Ejecutivo municipal decidiera descontarles a las y los profesionales las jornadas de paro de los días 28 de noviembre y 2 y 3 de diciembre.

Es una carta muy sensible y clara que transmite lo que está sintiendo la mayoría del equipo de salud. Por eso decidimos compartirla, nos pareció una manera simple y gráfica de explicar que no reclamamos en el aire sino en base a lo que se está viviendo y se vivió”, expuso desde Cicop la Dra. Cristina Ferraro.

Esta mañana en Radio Altos señaló que el diálogo con el Municipio no está roto y adelantó que mañana quedará conformada una mesa de trabajo con representantes de las partes para comenzar a evaluar algunos de los planteos realizados por las y los profesionales, particularmente, el rechazo a modificar la jornada laboral del personal de enfermería. La semana pasada, en tanto, hubo una audiencia en el Ministerio de Trabajo

En cuanto al descuento de los días de huelga, contó que desde la Municipalidad les pidieron a los jefes de áreas que entreguen una lista indicando qué trabajador o trabajadora se ausentó los días de medida de fuego.

“Vamos a pedir que se vuelva atrás con la medida”, adelantó.

Cristina Ferraro en Frente a Cano

A continuación la carta abierta al intendente de la trabajadora de la salud pública:

Sr. Federico Susbielles:

Le escribo como trabajadora de la salud, como profesional adherida a CiCOP y como sostén de familia. Le escribo también como ciudadana de Bahía Blanca, una ciudad que atravesó en poco tiempo catástrofes que nos marcaron a todos y todas.

Este mes, los y las profesionales de la salud realizamos una medida de fuerza para ser escuchados. Como respuesta, usted decidió descontarnos los días de paro. Quisiera que conozca el alcance real de esa decisión.

Trabajo 30 horas semanales. Sin descuentos, el valor de mi hora es de $5.633.

Eso implica un ingreso bruto mensual que, luego de los aportes jubilatorios, obra social y descuento sindical, se reduce de manera considerable.

Con esos descuentos, mi ingreso real queda muy lejos de lo que cualquier familia necesita para vivir dignamente.

Le pregunto con honestidad y sin ironía:

¿Usted podría vivir con ese sueldo?

¿Podría sostener un hogar, pagar alquiler, alimentos, servicios, transporte, salud y educación, y aun así proyectar algo más que la supervivencia?

Y a ese ingreso ya ajustado, ahora se le suman descuentos por reclamar ser escuchados.

Los trabajadores y trabajadoras de la salud pusimos el cuerpo desde el inicio de su gestión.

Bahía Blanca atravesó un tornado y una inundación, y todavía estamos trabajando con las secuelas de esos eventos.

El sistema de salud estuvo —y sigue estando— al pie del cañón, en cualquier horario y con disponibilidad absoluta.

Pero quiero decir algo que pocas veces se nombra: a nosotros también nos pasó.

También se nos inundaron las casas, también tuvimos pérdidas, también vivimos el miedo, el cansancio y el impacto emocional.

No estamos exentos del padecimiento que atraviesa nuestra comunidad: somos parte de ella.

Me pregunto entonces:

¿Cuánta ayuda recibimos como trabajadores de la salud?

¿Cuánto acompañamiento hubo para quienes sostuvimos —y sostenemos— la salud pública en contextos de emergencia?

Durante este año tuve que tener cinco trabajos distintos para poder vivir de manera digna.

Cinco.

Y hoy, en diciembre, se me comunica que en enero se me descontarán los días por haber reclamado.

Tal vez no dimensione el impacto de esta medida.

No solo en el bolsillo —que ya está profundamente golpeado— sino en algo más hondo: en el espíritu.

En el desaliento, en el cansancio y en la sensación de que cuidar a quienes cuidan no forma parte de la agenda.

Quiero también expresar mi profundo malestar por el lugar en el que se coloca a nuestros compañeros y compañeras Coordinadores y Jefes, a quienes se les solicita que informen qué trabajadores adhirieron a la medida de fuerza.

Esa exigencia no solo resulta injusta, sino que fractura los lazos de trabajo, erosiona la confianza entre equipos y ubica a quienes cumplen funciones de coordinación en un rol que no les corresponde: el de vigilar o señalar a sus propios compañeros.

Lamento profundamente que se nos empuje a ese escenario, cuando lo que el sistema de salud necesita es cohesión, cuidado institucional y trabajo colectivo, no mecanismos que generan temor, división y desgaste.

No reclamamos privilegios.

Reclamamos condiciones dignas, diálogo real y reconocimiento.

Reclamamos que no se castigue a quienes levantan la voz cuando el salario no alcanza y el desgaste es cotidiano.

Ojalá esta carta sirva para que pueda mirar esta decisión no solo desde lo administrativo, sino desde lo humano.

Porque sin trabajadores y trabajadoras de la salud cuidados, no hay sistema de salud posible.

Atentamente,

Una trabajadora de la salud pública

Bahía Blanca

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