Estaba sola. Sentada sobre el granito del ingreso a un estudio de abogados.
Seguramente, esperaba una de las tantas líneas de colectivos que pasan por esa cuadra del micro centro.
Miraba sin ver. Tenía los ojos fijos en algún punto teóricamente). Ni pestañaba. Pasé delante de ella, y creo que traspasó la materia con la mirada.
Como que no le importaba nada.
Me llamó la atención. Era una mirada triste. Llena de pensamientos. Así la imaginé. Imposible saber que pasaba por su cabeza en ese momento, obviamente.
Pero me enterneció.
Mientras no detuve la marcha y crucé la calle, esa mirada que vi apenas segundos, esos ojos que me quedaron clavados en la mente, me persiguieron unos cuantos metros.
Y en esa cantidad de metros me imaginé a esa mujer viviendo solo este presente, esperando que llegue el colectivo para ir ,vaya uno a saber adónde, pero sin perspectiva de futuro. Un presente individual sin posibilidades de desarrollo.
Lo mismo que le debe pasar a muchos de nuestros vecinos, también imaginé.
Seguí caminando para cumplir con un compromiso laboral. Paisaje conocido. Repetido. Cada tanto se lo transita. Nada nuevo en el horizonte cotidiano.
Y comparé, aquella mirada de esa mujer, con el paisaje y encontré puntos de contacto.
Veredas rotas. Desparejas. Veredas llenas de excrementos de palomas.
Edificios históricos con enormes rajaduras.
El viejo hotel Ocean, más tarde centro de compras y luego casa Ventura… Rajaduras, olores nauseabundos, palomas parapetadas como francotiradores sobre los
techos, arbustos que crecen y vuelan sobre la calle Brown desde las rajaduras de la estructura…
En la otra esquina, en diagonal… Escuela 2, edificio reflejo del tiempo de otros tiempos…Chapas, ventanas que cierran torcidas…
Mármol de la escalera de ingreso tapizado con excremento de palomas… Mugre (mucha) en los sitios donde el vecino espera el colectivo…
En la canaleta de ingreso, yuyos que crecen… Detrás del chaperío, mejor ni ver…
Seguí caminando. Mirando. bservando. Anotando en mi memoria.
Nada nuevo. Hace tiempo, demasiado, que se puede ver todo eso y mucho más si es que se quiere ver. ¿Se quiere ver?
La mirada fija de la mujer buscando un futuro. Un mañana.
La mirada de otro vecino,convencido que ese mañana colectivo que incluya a esa mujer y a tantos otros vecinos ( de eso también se trata el orden) será difícil de construir si en el presente somos incapaces de respetar el pasado (en todo sentido).