La Dra. en Geografía Verónica Gil, planteó la necesidad de preparar a la sociedad para responder de mejor manera ante eventos climatológicos.
La Dra. en Geografía Verónica Gil junto a otras profesionales de la Universidad Nacional del Sur realizaron un trabajo de investigación sobre las consecuencias del temporal trágico del 16 de diciembre en Bahía Blanca.
Esta mañana en diálogo con Radio Altos indicó que analizaron las causas del fenómeno climático, la evolución y cartografiaron las áreas donde mayor impacto tuvieron el fuerte viento y las precipitaciones.
Precisó que los efectos del paso del temporal impactaron en el arbolado, además de edificaciones que se derrumbaron, principalmente en áreas vulnerables. Y aclaró que también las consecuencias las hallaron en sectores que en principio no eran vulnerables, pero que quedaron expuestos.
Sobre el término “bow echo” que describe a lo ocurrido en Bahía Blanca hace un año, indicó que es un evento meteorológico en el que se presenta un sistema frontal de baja presión, con mucho viento principalmente, asociado a tormentas también intensas, con mucha caída de agua.
“Se grafica como una especie de arco que va atravesando la ciudad con esas bajas presiones todas juntas”, explicó.
Particular hincapié hizo en la necesidad de que la ciudad esté preparada de una mejor manera para responder ante este tipo de eventos climatológicos, que entendió que podrían repetirse en el futuro.
“Nosotros no tenemos una tradición de preparación ante distintos tipos de eventos. Por eso apuntamos a ver qué pasa con los planes de ordenamiento, en los distintos organismos que atienden a lo que es la gestión de este tipo de fenómenos y también la importancia de los servicios de alerta temprana”, remarcó.
Los “bow echo”, enfatizó, vinieron para quedarse y mencionó fenómenos como olas de calor y eventos acompañados de fuertes e intensas precipitaciones.
“Bahía Blanca es ventosa, entonces podemos tener eventos fuertes también de viento. Tenemos que aprovechar esta oportunidad (lo que enseñó el temporal del 2023) para mejorar la preparación de la sociedad ante este tipo de fenómenos”, planteó.
Además de adaptar la infraestructura, por ejemplo el arbolado urbano, también mencionó la necesidad de mejorar la comunicación y que los sistemas de alerta “sean un poco más robustos, que tengan una mejor actualización o que se pueda mejorar la precisión”.
Y completó: “En mejorar la concientización y la preparación de las personas es donde tenemos que trabajar en forma mancomunada las distintas organizaciones”.