A Adriana Metz la criaron en sus primeros años de vida sus abuelos paternos, luego su familia materna y siempre supo que su mamá y su papá fueron víctimas de genocidas de la dictadura cívico militar.
En diciembre de 1976 cuando ella tenía un año a Graciela Romero y a Raúl Eugenio Metz los secuestraron en la localidad de Cutral Có donde vivían y los trasladaron al centro clandestino de detención y tortura La Escuelita. Graciela estaba embarazada de cinco meses y por testigos se sabe que su hijo nació.
“La búsqueda de mi hermano es desde siempre, que haya nacido en un centro clandestino es algo terrible”, expresó Adriana en diálogo con Radio Altos.
Los secuestradores se llevaron a Graciela y a Raúl y dejaron a Adriana, una bebe de un mes, con sus vecinos. Les exigieron que la críen como su hija y que no cuenten su verdadero origen. “Estas personas entendieron que había una familia, se contactaron con mis abuelos paternos que estaban en Bahía Blanca, mi abuelo Oscar y mi abuela Elisa me fueron a buscar a Cutral Có y me fui a vivir con ellos a Bahía. Mi abuelo falleció en noviembre de 1982 y seguí viviendo en Bahía con mi abuela hasta diciembre de 1989. Ese año me vine a vivir a Mar del Plata con una hermana de mi mamá y su familia. Fui criada por mi familia paterna en los comienzos y después por mi familia materna”, relató.
Destacó que sus abuelos paternos tuvieron la capacidad a lo largo de los años de explicarle “de la manera menos dolorosa posible” que sus papás estaban desaparecidos. “Que no se habían olvidado de mí, que no me habían dejado, que no se habían ido a Europa y que no se habían muerto en un accidente, sino que tenían pensamientos distintos al gobierno militar y que fueron los militares los que los desaparecieron”, remarcó.
Y cuando le contaron que tenía un hermano, quiso saber dónde estaba. “Mis abuelos sabían que mi mamá estaba embarazada de cinco meses al momento del secuestro y a través de la declaración de Alicia Partnoy (durante el juicio de la Megacausa Zona 5) llegó la confirmación de que mi hermano nació; eso quedó reflejado en la sentencia en 2012”, indicó.
Además, recordó que en ese juicio fueron condenados varios de los acusados de la apropiación de su hermano. “Nos falta saber dónde está ahora”, recalcó.
Adriana desde hace 10 años trabaja en Abuelas de Plaza de Mayo y nunca dejó de buscar a su hermano.
“La búsqueda la hacemos por un lado con la difusión, contando a todos los que estén dispuestos a escuchar que nacieron bebés y que sus padres no los abandonaron, ni los regalaron ni los vendieron, sino que fueron apropiados por personas que pretendieron cambiar la familia de esos bebés”, expresó.
También, planteó que apelan a que aquellas personas que tienen información se acerquen a Abuelas o a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad. “Hay varios caminos para aportar datos”, destacó.
En su caso, cuenta con una foto de su mamá y papá jóvenes y con datos genéticos que aportaron integrantes de su familia. “Si alguien tiene dudas, se puede cotejar con mi familia. Tengo esa herramienta”, resaltó.
Adriana tiene dos hijos de 19 y 21 años, quienes dijo que “también están involucrados en la búsqueda porque forma parte de su historia, tienen a sus abuelos desaparecidos y les falta un tío”.
Sobre cómo fue transitar estos 47 años sabiendo que sus padres fueron secuestrados y que su hermano nació en un centro clandestino, expresó que el proceso tuvo buenos y malos momentos. Sumarse a Abuelas de Plaza de Mayo, admitió, hizo más simple transitar el camino de búsqueda de su hermano. “Estoy en una búsqueda colectiva; cuando estaba en Bahía, era una niña, no sabía como se hacía esto de buscar; luego cuando tuve a mis hijos, al no tener a mis viejos fue difícil”, describió.
“No puedo cerrar un ciclo con mis viejos y no me cabe en la cabeza cerrar un ciclo con mi hermano; la búsqueda termina cuando los encontramos a todos. No importa el tiempo que haya pasado. Sí es cada vez más difícil, pero lo importante es que mi hermano sepa cuál es la verdad, que hay una familia y que él tiene la posibilidad de elegir”, manifestó, por último.