¿El futuro llegó?: estudian “producir” órganos para trasplantes

El pasado 19 de febrero en su cuenta de Twitter el científico argentino Ernesto Resnik informó que comenzó a trabajar en una empresa de bioingeniería para producir órganos para trasplantes. “Son órganos producidos en bio-reactores. El futuro llegó. Me subo”, afirmó.

Esta mañana en diálogo con radio Altos el biólogo molecular contó en qué consiste la investigación científica, cuáles son sus principales beneficios y cuándo podrían comenzar los ensayos en humanos.

Primero aclaró que este proyecto nace porque no hay suficientes órganos donados para cubrir la lista de personas que necesitan trasplantes en todo el mundo. “Esa lista va siendo peor cada año porque hay proporcionalmente más gente que requiere de un órgano trasplantado. A alrededor de un tercio no le consiguen un órgano y termina muriendo”, aseveró.

Enumeró que una solución sería conseguir más donantes, pero eso no es posible, y otra utilizar órganos de animales, pero eso tiene una complicación: el rechazo del cuerpo humano a esos órganos.

“Una de las soluciones de esta empresa en la que trabajo es usar órganos de animales a los que se les sacan todas las células que son las que producen el rechazo y luego se los repuebla con células humanas”, indicó.

Así, por ejemplo, se obtendría un corazón de un cerdo (animal con el que actualmente está trabajando) repoblado con células humanas que podría ser trasplantado a una persona.

En el caso particular del cerdo, señaló que el modo en que funcionan sus órganos y el tamaño de ellos son muy parecidos al de los humanos.

Entre las ventajas de este avance científico, planteó la posibilidad de contar con muchos órganos para trasplantes, además, que el órgano nuevo “armado con células humanas” tiene una funcionalidad más humana y tercero que la posibilidad de rechazo es prácticamente nula porque el órgano fue repoblado con células humanas. 

“Todavía estamos lejos o a varios años de que esto realmente sea una realidad. Todo es investigación y desarrollo. Recién esperamos que las primeras pruebas clínicas se hagan de aquí a un año”, estimó.

Para Resnik, todo parece indicar que la idea funciona, pero ahora hay que demostrar que es segura, duradera, estable y reproducible. “Estamos a varios años de probarlo”, insistió.

Por último, destacó que este avance científico, de concretarse, solucionaría la vida de millones de personas que requieren de un órgano para seguir viviendo.