Coope Borlenghi
Editorial - 11:25
Editorial - 17 de octubre 2025, 11:25

Seremos resilientes, pero…

La historia es así: el martes 14 uno de los mensajes escritos de los oyentes decía que se había enterado, tras una reunión en el barrio con funcionarios municipales, que el municipio le estaba pagando al Ejército un alquiler por los puentes Bailey ubicados sobre las calles Santa Cruz y Malvinas.

Hubo un momento de incredulidad por el hecho tras unas miradas que nos cruzamos en el estudio, pero…

Pero por las dudas hicimos dos cosas: primero mandamos un mensaje a un alto funcionario del municipio preguntándole sobre eso y comprometiéndonos (habida cuenta la sensibilidad reinante)  a que era en off. Su respuesta textual por whatsapp fue la siguiente: “ Si! Es increíble que el Ejército Argentino nos esté cobrando eso”.

Repreguntamos al funcionario: “17 palos por cada uno?”.

Respuesta: “Exactamente. Cada uno”.

Al mismo tiempo, por la vía del Digesto Municipal, Mauro buscó la info oficial. Y ahí aparecieron los documentos que ratificaron plenamente lo avisado por el vecino. Un vecino. Lo avisó un vecino. Un vecino…!

Decreto 2188 por el puente sobre Malvinas y Decreto 2189 por el de Santa Cruz, 17 millones cada uno por una contratación de tres meses, obviamente con renovación automática (de lo contrario habría que poner una tirolesa para cruzar de oeste a este y viceversa), más casi 8 millones y medio por un seguro contratado a Provincia Seguros.

La incredulidad inicial se transformó, al menos para nosotros, en cierta indignación por dos motivos: 1) cómo era posible que ni siquiera esto aportara el estado nacional. 2) cómo era posible que nada se hubiese anunciado oficialmente y que la noticia fuese ratificada por las autoridades municipales luego del aviso de un vecino. Que quede claro: un vecino. No sé si entiende, un vecino al que se le ocurrió avisarnos del tema… un vecino…

PD: el funcionario que nos confirmó lo del vecino y con el cual nos comprometimos a no mencionar su nombre ( y cumplimos, cumplimos! , porque tenemos palabra) al otro día lo mandaron a salir al aire por varios medios a partir de la repercusión de las crónicas que publicáramos el miércoles 15 a la mañana para que aclare, vaya a saber uno qué cosa, frente al hecho consumado, porque en los decretos respectivos se dice que uno de los convenios se registra el 29 de agosto y el otro el 8 de septiembre.

El gobierno municipal, con el intendente a la cabeza, han empezado a darse cuenta del abandono al que ha sido sometida la ciudad y la comunidad de Bahía Blanca por parte del gobierno nacional tras los fenómenos meteorológicos que la pusieron patas para arriba: primero el viento, diciembre del 2023,  y después lo del 7 de marzo pasado.

“Arreglénse, uds pueden solos”, dichos del presidente , y el concepto de resiliencia permanentemente mencionado en casi todos sus últimos discursos por Susbielles, ya no alcanzan.

Es necesario gritar un poco. Es indispensable el compromiso, no solo del gobierno municipal frente a la emergencia (compromiso que al menos nosotros reconocemos), sino también de todos los actores del poder para salir de la encerrona conceptual del “partido único” que, al menos para quien esto escribe, parece funcionar, fluír , en Bahía Blanca desde hace tiempo.

Nadie quiere hacer olas. Nadie se sale del cuadro. Nadie quiere tener una opinión conceptualmente diferente. No en todo momento se puede ser amigo de todos. O, como se decía en el barrio, no se puede quedar bien con Dios y con el Diablo, aún admitiendo que la gestión de la política tiene razones diferentes a las nuestras, los mortales de a pie…

Es cierto que no se puede andar a los “castañazos”, a los empujones,  pero también es cierto que no es necesario hacer política solo con el que piensa igual.

Hay que mostrar los dientes de vez en cuando sin que eso signifique morder la mano.

La ciudad necesita reconstruírse, y se admite que mucho se ha hecho con los recursos disponibles desde la municipalidad y con los aportes del gobierno provincial frente a la magnitud del desastre.

Pero no alcanza con que los bahienses todo lo podemos porque somos buenos, corajudos y comprometidos, no alcanza con que seamos resilientes, y que tengamos capacidad para adaptarnos a situaciones adversas…

Se necesita apoyo,  gritar, pedir , reclamar , la ciudad está mal, el vecino está triste, angustiado, acaso no salen a la calle, no conversan con los ciudadanos.. cada tormenta, cada cielo cubierto, cada alerta acelera los corazones, no es posible a esta altura pensar solo en mirar nuestros ombligos, ¿o solamente hay que golpearse el pecho gritando “por mi ciudad” cuando algún negocio importante aparece en el horizonte…?

Se recompone la ciudad con la resiliencia de su gente y con el compromiso de los dueños del poder (institucional y fáctico), pero por sobre todas las cosas con plata, dinero, moneda, guita, biyuya, pascualitos…

Ya no alcanza con la “franela” para que no se enoje el león…

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