Un manifestante murió y 17 militares fueron secuestrados en una jornada marcada por violentos enfrentamientos entre los manifestantes que rechazaban el aumento del precio de los combustibles y las autoridades de Ecuador.
La provincia andina de Imbabura, en el norte de ese país, se mantiene como el epicentro de las protestas, donde el lunes un millar de manifestantes atacó, en Otavalo, un destacamento policial, dañó sus instalaciones, e incendió diez vehículos policiales y particulares.
Varias personas fueron detenidas tras ese ataque, entre ellas doce indígenas que son procesados por terrorismo, al igual que dos venezolanos, que el Gobierno presume pertenecen a la banda criminal transnacional Tren de Aragua, al que el Gobierno cataloga como “terrorista”.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la mayor organización indígena de Ecuador que el lunes llamó a un paro nacional indefinido, denunció este domingo que el comunero indígena Efraín Fuerez, de 46 años, fue “acribillado con tres disparos” de las Fuerzas Armadas y murió en la mañana en el hospital de Cotacachi, en la provincia de Imbarura, a poco más de 100 km de Quito. La Policía y las FFAA no se han pronunciado sobre la acusación.
Un video compartido por la Conaie en X muestra cómo un grupo de militares ataca a patadas a dos hombres en el suelo, uno aparentemente herido y el otro intentando socorrerlo. “Responsabilizamos a Daniel Noboa, exigimos una investigación inmediata y justicia para Efraín y su comunidad”, agregó el movimiento indígena junto a las imágenes sobre el “padre de dos hijos y pilar de su familia”.
Horas después, en la misma ciudad, las Fuerzas Armadas del Ecuador acusaron a manifestantes de herir a doce soldados y retener a otros 17. “Custodiaban un convoy de alimentos” y “fueron violentamente emboscados por grupos terroristas infiltrados en Cotacachi”, dijo el organismo militar en X.
Junto al mensaje, compartieron imágenes de uniformados ensangrentados y el video de uno de ellos agredido entre gritos y forcejeando con decenas de personas, algunas con palos. “¡No me peguen!”, se escucha decir al soldado.
Con el fin de desactivar las protestas, que arrancaron el pasado martes, Noboa declaró el estado de excepción en 8 de las 24 provincias del país. En 5 de ellas además hay toque de queda nocturno. Sin embargo, muchos lo desafiaron y salieron a bloquear las carreteras con barricadas e incluso troncos, además de enfrentar directamente a las autoridades.
La Conaie compartió en X videos de supuestos disparos de la policía contra la población civil y acusó al Ejecutivo de desatar “una cacería sangrienta contra el pueblo”.
“Militares y policías disparan balas reales, dinamita y armamento letal contra comunidades indígenas”, dijo en un mensaje en la red social y llamó a Naciones Unidas y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
También denunciaron cortes de la señal celular y de internet para silenciar las denuncias de los movilizados del paro nacional.
Desde el inicio de las protestas, se registraron 48 heridos y 100 detenciones, según la organización Alianza por los DDHH Ecuador. También advirtió del “riesgo de graves violaciones a los DDHH (…) a manos de militares” por el despliegue de un centenar de soldados a la provincia de Imbabura.
Allí, la Fiscalía ecuatoriana dijo que abrirá una investigación para esclarecer la muerte de Fuerez.
El detonante de estas protestas fue la eliminación de la subvención estatal al diésel decretada por Noboa hace dos semanas, que hizo que el precio de este combustible subiese de la noche a la mañana de 1,80 a 2,80 dólares por galón (3,78 litros).
La Conaie ya lideró violentas manifestaciones que derrocaron a tres presidentes, entre 1997 y 2005. La última protesta por el aumento del precio del combustible contra el exmandatario Lasso, en 2022, que se saldó con seis muertos y más de 600 heridos.
Los pueblos originarios representan casi 8% de los 17 millones de habitantes de Ecuador, según el último censo. Líderes indígenas sostienen que de acuerdo a estudios antropológicos suman un 25%.
Fuente: diario Clarín