“Es una agresión externa con la complicidad interna de los gobiernos que nos endeudaron”, expuso el economista y periodista sobre el organismo internacional.
Mañana en el marco de las jornadas de economía crítica que se desarrollan en la Universidad Nacional del Sur expondrán sobre poder económico el economista y periodista Alejandro Bercovich, el titular de la Federación de Trabajadores Aceiteros Daniel Yofra, y la Licenciada en Historia y Doctora en Humanidades y Artes Norma Lanciotti.
Esta mañana en diálogo con Radio Altos, Bercovich habló del problema que tiene Argentina con la deuda, la influencia del FMI y la relación de los grandes empresarios con los gobiernos de turno.
“Los dueños de la Argentina de algún modo se combinan con el FMI para que, en este caso, se mantenga una política que beneficie a los acreedores, entre los cuales también están esos dueños”, aseveró.
En ese punto, indicó que los dueños de las principales empresas, de los campos más grandes y más productivos, de la infraestructura argentina, de la energía, entre otros, tienen en su mayoría a sus empresas controladas a través de firmas offshore, a través de firmas “que se arman en otros países” y a veces detrás a familiares con los cuales controlan esos grandes activos.
“Lo que termina pasando es que se comportan más como acreedores que como empresarios que quieren crecer en el país porque al tener tal masa de ganancias que se convierte en un patrimonio en el exterior, muchas veces no declarado, ese patrimonio termina invertido en bonos de la deuda que el Estado argentino se ve obligado a vender para conseguir el financiamiento necesario para sostener su actividad como Estado que no puede financiar porque los grandes capitalistas no pagan sus impuestos en Argentina”, analizó.
Esa dinámica, entendió, es la que genera que estos grandes empresarios sean partidarios, por ejemplo, de las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei, aun cuando ese ajuste perjudique a sus empresas.
Señaló que en su libro “El país que quieren los dueños” se adentra en ese mundo donde “el capital se impone”. Trabajó junto a cinco ensayistas, la mayoría economistas, bajo la pregunta, ¿qué país quieren esos dueños?
“Es un libro que abre un montón de discusiones que a mí me parecen que fueron tabú en la democracia y que ponen la mirada en el comportamiento de la élite económica, pero también en lo corrupta que es la vinculación que establece con lo político”, subrayó.
Al ser consultado sobre la deuda que mantiene Argentina con el FMI, opinó que la salida no es fácil y que la única manera será construirla entre todos.
“El FMI es un ariete financiero del tesoro de Estados Unidos, de la Casa Blanca. Es prácticamente un ejército de ocupación porque va tomando las funciones de los gobiernos, le va diciendo qué hacer en todo, va imponiendo una austeridad”, advirtió.
Y completó que en el caso argentino el organismo internacional se transformó en una agresión externa que cuenta con la complicidad interna de los gobiernos que endeudaron al país y los que volvieron a traer al Fondo a la Argentina.
“No solo no se puede pagar la deuda sin recuperar la senda de crecimiento, sino que no se puede volver a crecer pagando la deuda. Entonces hay una encerrona que es más difícil que la de post 2001”, concluyó.