Osvaldo Piro, histórico bandoneonista y figura del tango, murió a los 88 años y deja un vacío inmenso en la escena del dos por cuatro. El legendario músico falleció en la ciudad de La Falda, provincia de Córdoba, donde residía desde hace un tiempo. La noticia fue confirmada por fuentes de la Academia Nacional del Tango, entidad de la que era miembro.
Formado bajo la impronta artística de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo, Piro registró una carrera de más de 70 años en los que dejó su sello en los escenarios musicales, pero también en sus composiciones para cine, teatro y televisión. En el tango también encontró el amor y la familia. Estuvo casado con Susana Rinaldi, con quien fue padre de Alfredo y Ligia, quienes siguen sus pasos en el oficio, ambos como cantantes. También es padre de Martín, fruto de su relación con María José Mentana, y de Lara, reconocida abogada.
La noticia causó profundo dolor en la comunidad artística vinculada a la música ciudadana. “Despedimos con tristeza al gran bandoneonista Osvaldo Piro.¡Hasta siempre Maestro!“, publicó la emisora La 2 x 4, referente del género en el ámbito radial. En las próximas horas, su familia informará sobre la ceremonia del último adiós. Piro estaba radicado en Córdoba, y durante muchos años fue director de la Orquesta Provincial del Tango de la provincia mediterráneo.
Una de las últimas figuras inconfundibles de la edad de oro del tango, Osvaldo Piro nació en el barrio La Paternal el 1 de enero de 1937. A los 10 años comenzó a estudiar bandoneón con Félix Cordisco, quien también enseñaba piano y dos años después, continuó su formación junto a Domingo Mattio, bandoneonista que formó parte de la orquesta de Aníbal Troilo. Estudió armonía con Pedro Rubione y Julio Nistal, y profundizó en Filosofía de la música bajo la guía de Juan Francisco Giacobbe.
A los 15 años inició su carrera profesional como integrante de la orquesta de Ricardo Pedevilla. Un año después se sumó a la orquesta de Alfredo Gobbi, en una etapa en la que los cantantes eran Jorge Maciel y Carlos Almada. Luego de estar alejado un tiempo, se reincorporó a las filas de Gobbi, donde estuvo durante seis años.
En 1965 formó su propia orquesta en la que desde el principio dejó de manifiesto su personalísima manera de interpretar el género ciudadano. Debutó en Patio de Tango y entre el público estaba Aníbal Troilo, quien casi en ese mismo momento lo adoptó como ahijado artístico y le legó su bandoneón. Ese mismo año editó su primer disco, con recomendación del propio Pichuco. Así inició un camino que se extendió por casi seis décadas en las que fue premiado en diferentes partes del mundo, desde los rincones de Argentina hasta Europa y Japón.
En octubre de 2023, se presentó junto a Susana Rinaldi en un concierto titulado Reencuentro, como reflejo del disco homónimo que editaron el año anterior. Allí, entre clásicos del tango, con esas letras que marcan a fuego y las melodías que se imponen al silbar, Piro reflexionó en una entrevista con Infobae sobre sus sentimientos a la hora de salir a escena luego de tanto recorrido: “La tensión que te produce antes de que se abra el telón es mágica. Es parte de nuestro camino, de esto que elegimos. Lo elegiste, jodete, es así”, explicó con su particular estilo. Una manera de vivir la vida, y el arte, que a partir de hoy se tornó inmortal.
Fuente: Infobae