Ayer referentes de merenderos y comedores de distintos barrios de la ciudad se presentaron en las delegaciones municipales para reclamar ayudas para poder seguir funcionando.
Zunilda Sanabria instaló en pandemia un comedor en su casa del barrio Thompson y hoy entrega alrededor de 150 viandas por día. Ayer se dirigió a la delegación de Villa Rosas y se reunió con el delegado Luis Tonín.
“Protestamos porque necesitamos una respuesta y una ayuda para los comedores; necesitamos garrafas y alimentos secos para poder seguir. Y también pedimos para los barrios iluminación, arreglo de calles y que pase el recolector de basura. Son muchísimos problemas, nos cansamos y por eso hicimos este reclamo”, resumió en diálogo con Radio Altos.
Explicó que los merenderos y comedores funcionan “a pulmón” y que hasta realizan bingos y rifas para poder comprar los alimentos. En su caso desde la Corriente Clasista y Combativa le proveen alimentos secos y en algunas ocasiones carne, cebolla y papas.
Zunilda contó que cobra un plan social (recibe $22.000) y como contraprestación trabaja en el comedor y realiza tareas de limpieza en plazas.
Solo en barrios de la delegación Villa Rosas dijo que hay entre 20 y 25 comedores y merenderos y que la situación es cada vez más compleja por eso piden al Municipio que se hagan cargo.
“Los negros planeros, como nos dicen, estamos desde el día uno de la pandemia trabajando. Abrí el comedor con la idea de cocinar unos meses hasta que pasara la pandemia y nunca lo pude cerrar porque los vecinos siguen pidiendo el plato de comida. Ahora el dinero no alcanza para nada”, se lamentó.
Se preguntó quién puede vivir con $22.000 y si bien afirmó que “trabajo hay”, pero aclaró que las y los empleadores piden estudios completos y muchas de las personas que buscan una fuente laboral no finalizaron la secundaria.
“Les doy de comer a mis vecinos y salgo a trabajar todos los días. Hoy no estamos cocinando porque no tenemos ni verduras ni carne. No tenemos con qué cocinar. Ya habilitó el Municipio la tarjeta celeste, veremos qué podemos comparar con esos $6000 para las viandas del viernes”, expresó.
El merendero funciona los días lunes, miércoles y viernes.
“Hacemos guisos, tallarines, polenta con tuco. Vamos viendo con lo que tenemos lo que podemos cocinar. Tratamos que haya carne y verduras; ahora se complicó, cada vez es peor. No damos a basto”, advirtió.
Por último, dijo que en el caso del delegado Tonín no les realizó ninguna promesa, sí les planteó que iba a tratar de conseguirles vales para las garrafas.
Los pedidos a la delegación Las Villas
Beatriz Vera fue otra de las mujeres que se manifestó ayer, en su caso, frente a la delegación Las Villas.
Contó en Radio Altos que también cobra un plan social de $22.000 y que tiene una huerta en la que trabajan jóvenes con adicciones. “En la medida que podemos cosechamos y entregamos verduras a los vecinos del barrio”, señaló.
Según indicó, el reclamo a la Municipalidad es por la situación del barrio Los Patricios con calles de tierra en muy mal estado, hechos de inseguridad y problemas de adicciones de las y los jóvenes.
“El delegado nos escuchó, tomó apuntes de todo lo que se le pidió y él lo iba a enviar a quien correspondiera. Ahora hay que esperar a ver si hacen algo”, precisó.
Y agregó que pidieron bateas para poder arrojar los residuos porque los camiones recolectores no ingresan al barrio, vales para garrafas para comedores y merenderos y un aumento de la tarjeta celeste para compra de alimentos que hoy tiene un monto mensual de $6000.
“Por parte del Municipio se abrió calle Mascarello, la única, porque nos dicen que no tienen los papeles para abrir más calles. Nosotros mantenemos con la pala calle Mascarello para que no crezca el pasto”, aclaró.