El pediatra Diego Carletti recalcó que hasta los 2 años no se recomienda la utilización de dispositivos digitales.
Esta semana se desarrolló una nueva reunión en el Concejo Deliberante del Observatorio del Uso Responsable de Redes y expuso sobre el impacto de las pantallas en las infancias el pediatra e integrante de la Sociedad Argentina de Pediatría, Dr. Diego Carletti.
“Lo que siempre trato de abordar con este tema es que no es que las tecnologías o las pantallas sean malas. En el actual mundo digital es muy difícil reemplazar esos dispositivos, por eso trabajamos mucho en el concepto de crianza digital”, manifestó el profesional en diálogo con Radio Altos.
Se trata de que el adulto adquiera un rol preponderante en la vida del niño o la niña en cuanto al uso de las pantallas, conociendo los riesgos y las consecuencias. Y que, de esa manera, lleguen a la adolescencia y a la adultez joven con herramientas que les permitan usar los dispositivos de una forma responsable y que no les dañe ni su estado físico ni el mental.
“Hasta los dos años no se recomiendan las pantallas; a partir de los dos años se podrían introducir pantallas simples que no tengan acceso a internet, máximo de 40 minutos a una hora, priorizando plataformas educativas”, detalló.
La introducción de internet, y con mucho control del adulto, recién podría iniciarse, planteó, entre los 10 y 12 años que es el momento en que habitualmente comienzan a incursionar los menores en redes sociales.
“Lo principal es tomar conocimiento e informarse de los beneficios, pero también de los riesgos que tiene el uso de pantallas y tener alternativas”, remarcó.
En ese punto, analizó que muchas veces hay “cero tolerancia al aburrimiento” de las y los chicos y eso provoca que inmediatamente se opte por un instrumento de fácil acceso, como el celular, la tablet o el televisor.
Pero alertó que esa pantalla reemplaza estímulos y aprendizajes que la o el niño deben generar precisamente cuando se aburren.
Y sumó como agravante que muchas veces las pantallas son pasivas, es decir, no tienen un feedback con la o el chico, no hay una devolución, ni estimulación del lenguaje, del aprendizaje ni de las emociones.
“Si ese chico crece con pantallas de esa forma pasiva, desregulada, sin ningún tipo de control, aparecen problemas de trastorno en el lenguaje, en el aprendizaje, en el control de las emociones; y tenemos chicos ansiosos, más hiperactivos, que no se pueden concentrar”, enumeró sobre las problemáticas que actualmente se presentan en la niñez.
Para Carletti, es primordial que el adulto conozca los riesgos para así adoptar una actitud más activa, controlada y regulada en la introducción de las pantallas en niños y niñas.
“No digo pantallas cero, salvo hasta los dos años, pero sí comenzar a involucrarme más en este tema y empezar a tener planes B”, insistió y mencionó actividades en el hogar en las que se involucren las y los menores como pueden ser las tareas domésticas.