El fenómeno climático La Niña continúa si dar tregua a la campaña agrícola y en este momento el trigo sembrado sigue perdiendo productividad mientras se atrasa la implantación de maíz. Las semanas se suceden sin precipitaciones de consideración en las principales zonas agrícolas de la Argentina y sobre todo en la región núcleo. Por estos días se evalúa dar por finalizado el ciclo del cultivo de trigo por malas condiciones en el 40% del área sembrada y las proyecciones son que la superficie que se perdería por falta de agua y heladas sería récord.
“Se trata del 40% del trigo de la región núcleo que está en condiciones malas. Lamentablemente, la superficie que se perdería por falta de agua y heladas podría ser récord este año. En 2020, a fines de setiembre, en esa situación de malas y a punto de secarse se encontraban 170.000 hectáreas. Finalmente, se perdieron 130.000 hectáreas que marcaron el récord de pérdidas de la región. En septiembre de 2022 termina con un 80% del trigo sembrado entre malo y regular, lo que corresponde a unas 500.000 hectáreas a punto de secarse. Solo un 15% se conserva en buenas condiciones y el 5% en muy buenas”, explican los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
En el campo dicen que es una situación inédita la que está sucediendo con el trigo y por lejos será la peor campaña de la historia producto de la sequía. Es que las lluvias nunca llegaron y directamente se espera que no pueda cosecharse un alto porcentaje del cultivo implantado. Los técnicos que recorren la región núcleo detallan: “Más del 60% de los trigos está en esta situación. Es muy probable que no lleguen a la cosecha, son lotes que no les ha llovido nada. Además se sembraron con una fuerte inversión en dólares ya que se fertilizaron para superar los 40 a 50 quintales por hectárea y hoy se evalúa secarlos. Para que esto no suceda, tendría que llover entre 20 a 60 mm antes de la primera quincena de octubre”. Ese último escenario sería el mejor pero hoy parece muy poco probable.
Las primeras estimaciones adelantan que la producción de trigo en esta campaña alcanzaría poco más de 17 millones de toneladas, reduciendo así el saldo exportable en al menos 3 millones de toneladas, es por eso que se espera una mayor presión hacia fin de año y comienzos del próximo, ya que los tan ansiados dólares del trigo llegarán pero a cuenta gotas, teniendo en cuenta que la cosecha podría arrojar valores todavía más deprimidos.
Por otro lado, en lo que respecta a la siembra de maíz que ya debería haber arrancado con fuerza para esta época del año, como preludio a la soja, la falta de precipitaciones está atrasando todos los planes. Es más, los ingenieros agrónomos actualmente recomiendan esperar para no invertir en tecnología en una campaña que puede traer grandes pérdidas productivas.
En la zona núcleo se sembraron hasta el momento apenas 100.000 hectáreas lo que representa el 5% del total estimado. A esta altura del año pasado ya se había implantado alrededor del 75%. “Se estima que este año se sembrarían 1,5 millones de hectáreas intencionadas, un 22% menos que hace un año. Y con maíz temprano se espera implantar 750.000 hectáreas. Pero ante este panorama de falta de agua, podrían incluso ser menos que las estimadas: más hectáreas podrían pasar a sembrarse en forma tardía y más hectáreas podría pasar a ser sembradas con soja. Numerosas áreas advierten que entre el 70 al 75 % del maíz temprano podría pasar a tardío”.
La falta de precipitaciones puede volverse en un dolor de cabeza para la economía argentina porque más allá de la caída en el ingreso de divisas del trigo y en menor medida del maíz, la siembra de la soja también podría peligrar y por eso las próximas semanas serán claves para entender lo que se viene.
Por lo pronto, octubre no llega con los mejores pronósticos. “Algunas lluvias pueden producirse en los primeros días de octubre pero, una vez más, moderadas y predominando sobre el sur de la región pampeana. Por el momento, todo indica que la primera semana del nuevo mes mantendrá un comportamiento pluvial deficitario, similar al de los últimos treinta días”, adelante el climatólogo José Luis Aiello.
Fuente: Ámbito