“Mi papá y mi mamá sobrevivieron al Holocausto”: la historia de Enrique Wichter y su familia
Su padre Francisco, quien tiene 99 años, integró la Lista de Schindler y así salvó su vida.
Enrique Wichter es hijo de sobrevivientes del Holocausto. Su papá tiene 99 años y aún vive y su mamá falleció hace tres años. Esta mañana en diálogo con Radio Altos contó la historia de su familia, de cómo su papá recién 50 años después pudo comenzar a relatar lo que vivió los años que fue prisionero del régimen nazi y cómo salvó su vida al ser incluido en la famosa lista del empresario Oskar Schindler.
A continuación las frases destacadas de la charla con Enrique Wichter en Radio Altos:
“Mi padre ingresó como prisionero en septiembre de 1943 y fue reclutado como mano de obra esclava en un campo de trabajo forzado”.
“A medida que la guerra fue transcurriendo y el Frente Oriental, el ejército soviético, iba avanzando, los alemanes junto con sus prisioneros, fueron trasladándose hacia el oeste. Mi papá estuvo en varios campos”.
“En octubre de 1944 ingresó por una cuestión meramente fortuita en lo que se denominó la Lista de Schindler”.
“Él ingresó en esa lista junto a aproximadamente 750 personas, más otros integrantes que ya estaban junto a Schindler”.
“Lo trasladaron a un campo de trabajo en Checoslovaquia donde estuvo los últimos siete meses hasta la rendición de Alemania”.
“Integrar esa lista significó su salvación”.
“Ingresó como prisionero a los 17 años y cuando terminó la guerra tenía 19 años”.
“Mi mamá tiene una historia totalmente diferente. Pudo sobrevivir gracias a un documento falso que le pudo conseguir su madre”.
“Ella tenía 15 años y durante tres años trabajó como empleada doméstica en Polonia, en la ciudad de Cracovia”.
“Ella desconocía, por la desconexión que tenía de la realidad, lo que estaba sucediendo con los judíos en general y con su familia en particular”.
“Cuando terminó la guerra, todavía con cierta sospecha de la cuál era la situación, volvió a su pueblo y ahí pudo comprobar cuál fue el final no solamente de toda su familia, sino de los judíos que vivían en esa zona”.
“Mi mamá y mi papá se encontraron en un campo de refugiados en Roma, se casaron y en 1947 emprendieron el viaje a la Argentina”.
“En mi casa no se habló del tema hasta que mi papá pudo hablar. Pasaron 50 años. El detonante fue la película “La lista de Schindler”.
“A mi papá algunas cosas evidentemente lo conmovieron, lo movieron y de a poco me fue contando. Lo primero que hizo fue entregarme un libro: “El arca de Schindler”, novela de Thomas Keneally, en la que se basó Steven Spielberg para contar la historia de la película”.
“En el libro mi padre me iba señalando algunos lugares donde él estuvo y de a poco me fue contando un poco más de su historia”.
“A partir de la película comenzó él a contar su historia y desde ese momento prácticamente no paró de contarla”.
“Mi papá escribió el libro “Undécimo mandamiento” en el que contó toda su historia”.
“Hay muchos sobrevivientes que nunca contaron su historia y muchos familiares que desconocen su historia o por lo menos de la manera que yo la conocí”.
“Viajé a Polonia con mi papá cuando tenía 88 años en el marco del programa Marcha por la Vida y pudo de alguna manera comenzar a cerrar un círculo”.
“Realicé otro viaje personal a Polonia, recorrí todos los lugares donde estuvieron mi padre y mi madre”.
“Es una cuestión que ahora se está trasladando a las generaciones venideras y eso es un legado”.
“Nosotros siempre supimos que ellos eran sobrevivientes del Holocausto. Lo que no conocíamos era el detalle de las historias”.
“Mi padre no lo podía ocultar porque él tenía una marca en el brazo que se la hicieron en uno de los campos de concentración”.
“Tanto mi madre como mi padre perdieron a todos sus familiares”.
“En la actualidad las señales no son alentadoras en el sentido de que el mundo no ha aprendido del Holocausto”.
“Hay una proliferación de ciertos fanatismos pseudo-mesiánicos, religiosos, que no auguran buenas situaciones, que auguran algunas situaciones muy negativas, con mucha intolerancia, con mucha no aceptación del otro como una persona diferente, como un ser humano”.
“Hay una falta de afianzamiento de los sistemas democráticos, liberales en el buen sentido de la libertad, de la convivencia y la verdad que es bastante alarmante”
“Se están prendiendo luces que ya son de un tono más subido que el amarillo, son de tono naranja, y eso nos debería preocupar como sociedad”.