El Merengue ganaba desde el arranque, pero los culés lo dieron vuelta y aplastaron a su clásico rival por 5-2 en Yade.
Luego del juego de luces, mosaicos y drones que conformaron un espectáculo adicional en la previa de la final de la Supercopa de España, el Real Madrid y el Barcelona se vieron las caras en el Estadio King Abdullah en la lucha por el primer título del año.
La intensidad del pleito se expuso desde el primer minuto de juego, cuando Lamine Yamal buscó el palo más lejano de Thibaut Courtois y el arquero belga debió volar hacia su derecha para enviar la pelota al córner. Y 120 segundos después, Raphinha improvisó un violento cabezazo de pique al suelo dentro del área chica que volvió a exigir a la figura europea. El Clásico comenzó como prometía.
El duelo no daba respiro. Así lo hizo saber el Merengue, que después de una gran recuperación de Vinicius Junior, Kylian Mbappé encaró a pura velocidad y celebró el prematuro 1 a 0 ante la débil respuesta de Wojciech Szczesny. En la primera ocasión de riesgo, la Casa Blanca golpeó con dureza y el cronómetro ni siquiera había llegado a los 5 minutos.
Antes del primer cuarto de hora, Raphinha volvió a amenazar al área madridista, pero su disparo se fue apenas ancho. El vértigo continuaba y la mitad de la cancha parecía una zona de tránsito rápido. El pleito se desarrollaba en las áreas. Y el público se regocijaba en las tribunas.
La preocupación se instaló cuando la leyenda francesa sufrió una dura lesión en su tobillo izquierdo y puso en duda su continuidad en el compromiso. Kiki debió ser atendido por el personal médico para que le realizaran un estribo y pudiera regresar al pleito.
Antes de la media hora, la justicia llegó al marcador mediante la sociedad conformada por Robert Lewandowski y Lamine Yamal. Es que el experimentado goleador polaco abasteció con calidad al joven que va camino a consolidarse como el mejor futbolista del planeta y el pibe improvisó todo su potrero para desparramar a la última línea del Real Madrid y tocar contra el poste más lejano de Courtois. Golazo y 1 a 1.
Después de que Hansi Flicktuviera que reforzar su defensa con la salida del lesionado Iñigo Martínez por el ingreso de Ronald Araújo, el Culé logró revertir la historia debido a la revisión del VAR, que detectó un claro penal de Eduardo Camavinga contra Gavi, que Robert Lewandowski intercambió por un festejo. Un partidazo que estaba a la altura de las expectativas.
Antes de que los protagonistas se fueran al descanso, el Blaugrana volvió a golpear. Fue mediante un preciso envío de Jules Koundé a la espalda de los centrales, que Raphinha capitalizó con un frentazo que selló el 3 a 1. Una conquista que se ajustaba mejor al desarrollo de lo que se observó durante la etapa inicial.
El desconcierto del Merengue fue tan notorio, que en una de las últimas escenas del primer tiempo, Rodrygo desperdició un tiro de esquina a su favor con una descarga inoportuna que cayó en los pies de Lamine Yamal. Un error que le permitió a la figura canterana poner a correr a Raphinha en una obra que concluyó con una exquisita definición de Alejandro Baldé, en una muestra de lo que significa concretar un contragolpe letal: 4 a 1 y a los vestuarios.
En la reanudación del choque, Vinicius logró desequilibrar por el sector izquierdo para abastecer a Rodrygo, pero el palo le ahogó el descuento al brasileño. Y en la réplica Raphinha sacó a pasear a Tchouaménipara establecer el histórico 5 a 1 que dejó de rodillas a la Casa Blanca. En Cataluña se celebró con la tradicional “manita” para humillar al rival de toda la vida.
La esperanza de revivir entre las cenizas en los de Carlo Ancelotti se instaló cuando el VAR intervino para advertirle a Jesús Gil Manzano una infracción de Wojciech Szczesny sobre Mbappé que terminó en una expulsión al arquero por la mal llamada “Ley del último recurso”. Iñaki Peña tuvo que entrar en lugar de Gavi para pararse bajo los tres palo y Dani Olmo reemplazó a Lamine Yamal para tener más oxígeno en los contragolpes. Y de ese tiro libre, Rodrygo marcó el 5 a 2 para soñar con la hazaña. La primera vez que el arquero suplente tocó la pelota, fue para desenredarla de su propia meta.
Con el triunfo, el Barcelona se consolidó como el máximo ganador del certamen ibérico, al sumar su 15ta estrella en Medio Oriente. Un título que representará una inyección anímica para dar pelea en La Liga y la Champions League, mientras que el duro revés en el Real Madrid podría provocar una implosión en el gigante de la capital española.