El economista Francisco Cantamutto resaltó que ese mecanismo va en línea con otras medidas como el RIGI, la baja de Bienes Personales y los cambios en AFIP.
El presidente Javier Milei utilizó sus redes sociales para celebrar los resultados de la primera etapa del blanqueo. Confirmó que hasta el momento ingresaron u$s18.000 millones en efectivo y lo tildó de “éxito rotundo”.
Esta mañana en diálogo con Radio Altos el economista Francisco Cantamutto explicó en qué consiste un blanqueo de capitales. En primer lugar señaló que las y los ciudadanos que realizan actividades económicas tienen la obligación de declarar esas actividades y los ingresos que reciben por eso. Y agregó que eso ocurre en cualquier país del mundo.
Planteó que el blanqueo tiene dos caras, una positiva y otra un tanto más oscura. La primera responde a la necesidad de dar respuesta a quienes, por ejemplo, trabajan para alguna empresa en el exterior y cobran sus sueldos fuera del país.
“Esta gente muchas veces no ha tenido la oportunidad de declarar sus ingreso y el blanqueo lo que hace es permitirles declarar legalmente su dinero”, detalló.
Esa dijo, es la mirada benigna del blanqueo: contribuyentes o personas que por diversas razones han tenido ingresos esporádicos o continuos, que no han podido regularizar su situación y ahora tienen la oportunidad de hacerlo y quedar bajo la normativa de la ley.
En el blanqueo hay dos puntos sustanciales, el primero que se habilita a legalizar dinero y el segundo que lo que se paga por regularizar la situación es mucho menor que lo que tendría que haberse abonado si ese dinero se blanqueaba desde un primer momento. “Este punto es importante porque resulta injusto con los cumplidores. Quien no declaró tiene un premio porque se le permite legalizar pagando una baja penalidad”, remarcó.
Desde el regreso de la democracia, precisó, fueron ocho los blanqueos que realizaron los distintos gobiernos; los últimos tres fueron en 2013 durante la presidencia de Cristina Fernández, en 2016 cuando Mauricio Macri era presidente y el actual.
“El problema es que si cada pocos años tenés un nuevo blanqueo, en realidad el incentivo es a no declarar y esperar a que haya un plan de pago abaratado”, aseveró y lo comparó con las moratorias que lanzan municipios y gobiernos provinciales.
Y respecto de “la parte oscura” de un blanqueo, que es señalada por múltiples organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, mencionó que el mecanismo favorece a regularizar dinero proveniente de actividades ilegales, algunas muy graves, como narcotráfico, tráfico de personas o de armas, entre otros.
“En el mundo se ha señalado, reiteradas veces, que estas prácticas lo que permiten es blanquear dinero sucio, mal habido, hasta mafioso o criminal”, alertó.
Asimismo, recordó que en el actual blanqueo no se debe especificar cual es el origen de los fondos. “No te preguntan el origen del dinero porque la voluntad del Estado tiene que ver con lograr legalizar y en muchos casos dinamizar la economía”, enfatizó.
Subrayó que el blanqueo que lanzó la gestión de Milei además de legalizar y recaudar, al obligar a depositar el dinero en cuestas especiales en el país, busca hacerse “de los dólares que le están faltando al gobierno”.
No dudó en advertir que en este caso de blanqueo “hay un elogio y encomio al evasor” y aclaró que va en línea con otras medidas del gobierno nacional: el RIGI, la baja de Bienes Personales y la disolución de la AFIP.