A la joven de 26 años le amputaron la pierna izquierda y en el derrumbe murió su pareja. Necesita $24 millones para comprar la prótesis.
“La vida me obligó a frenar a cero”. Así describió Antonella Huilipan, una de las víctimas de la tragedia en Bahiense del Norte, cómo cambió su vida la tarde del 16 de diciembre de 2023. Perdió a su pareja y le amputaron la pierna izquierda y ahora necesita cerca de 24 millones de pesos para comprar una prótesis.
“La recuperación es larga, estoy en plena rehabilitación y ya lista para mi prótesis por eso inicié la colecta”, expresó en diálogo con Radio Altos la joven de 26 años, madre de dos niñas de 4 y 8 años.
El alias para colaborar es todospor.anto, a nombre de Evelyn Yamila Antonella Huilipan.
Ayer luego de hacer pública su situación el intendente Federico Susbielles se comunicó con ella y se comprometió a gestionar la prótesis a través de la secretaría de Salud. “Quedó en darme una respuesta el jueves”, indicó.
Sobre esa fatídica tarde del 16 diciembre dijo que recuerda que estaba lloviendo cuando llegó al club junto a su marido, Bryan Ortega y sus dos hijas para la presentación de patín.
“Hicimos la fila, entramos, me senté en las gradas y vi el telón que había colocado el día anterior mi marido. Le saqué una foto, guardé el celular y escuché un ruido como de una bomba. Cuando miré para atrás tenía los escombros encima y sentí que mi marido me empujó del lado izquierdo. Recuerdo estar aplastada bajo los escombros, con la última fuerza pidiendo ayuda, y escuchaba a la gente gritar y llantos desconsolados. Fue muy traumático, desgarrador. Cuando salí miré para arriba, el cielo estaba todo oscuro y sentí el agua de la lluvia en la cara. A partir de eso no recuerdo más nada”, contó sobre lo vivido en el momento del derrumbe y subrayó que su pareja quiso llevar a la tribuna a sus hijas y ella le dijo que no, que vayan directamente al vestuario. “Gracias a Dios a ellas no les pasó nada”, remarcó.
Antonella muy malherida fue trasladada al hospital y le amputaron la pierna izquierda. El miércoles siguiente se despertó, pese a que los profesionales que la asistían ya le habían comunicado a sus familiares que su estado de salud era muy grave. “Cuando me desperté estaba bastante débil. Le habían dicho a mi familia que entraran a la habitación a despedirse porque había perdido mucha sangre: mi estado era muy crítico. Mi padre que es creyente empezó a orar, me agarró la mano y yo empecé a moverme y a tener reflejos de querer abrir los ojos. Le avisaron a los médicos y decidieron bajar la sedación y me desperté”, detalló.
Y continuó con el relato: “Estaba desesperada preguntando por mis hijas y no sabía nada de mi pierna hasta que me lo contaron. Yo sentía que se me caía la pierna de la cama”.
Admitió que el proceso de recuperación es muy difícil, que es día a día, y remarcó que tenía una vida normal y le cambió totalmente.
“Nuestra mayor pérdida es la de mi pareja. Lo primero que pensé fue voy a volver a caminar, pero no puedo devolverle el padre a mis hijas. Es un daño irreparable, para ellas esto es traumático y desgarrador”, expresó.
Sobre cuál fue la respuesta del club Bahiense del Norte y la ayuda que recibió del Municipio, señaló que la Municipalidad le garantizó dos acompañantes y luego una ambulancia para poder trasladarse a las sesiones de kinesiología, ya que estaba cubriendo ella el costo del taxi.
“Nadie se hizo cargo de nada, pago mi alquiler, los impuestos, la comida, todo sola. Soy peluquera y ahora trabajo sentada. Sí recibo mucha ayuda de los padrinos de mis hijas y este mes pude tramitar la pensión para ellas a través del recibo de sueldo de su padre”, precisó.
En cuanto al club, informó que tras la tragedia recibió dinero y que el presidente de la institución Leandro Ginóbili le llevó a su casa una cama ortopédica y una silla de ruedas. “Les pedí ayuda para el alquiler y me dijo que él no tenía los recursos. Se fue y no supe más”, advirtió.
También cuestionó la actitud del exjefe de su pareja, quien le alquila la casa donde vive: “Vino al hospital y me dijo que no me preocupara por el alquiler, que no era momento de pensar en eso. El 30 de enero me dieron el alta y en febrero me llegó una carta documento para que deje el domicilio; tenía contrato hasta 2025. Le pagué enero y febrero, eso ya lo resolvió mi abogado. Esa actitud maliciosa ante la situación también fue muy injusta”.
Antonella apela a la solidaridad de las y los bahienses para poder adquirir la prótesis: “La necesito para volver a caminar, para tener independencia y para atender a mis hijas como lo hacía antes”.